A lo largo de los años, de las muchas acciones que emprendimos y que nos llevaron a la frustración como agotamiento ante cada nueva agresión, desaparición forzada, asesinato, atentados o censura a reporteros y reporteras en los estados y durante las coberturas de marchas en la Cd de México, aprendimos que lo que un periodista necesita, al atravesar riesgos y amenazas derivados de su labor, en un primer momento es: escucha, empatía, orientación, atención psicosocial y no exponerse de inmediato a los reflectores.