Por: Gonzalo Ortuño LópezPublicado: 23.03.2012
Con un ejemplo alimenticio el periodista Javier Darío Restrepo explicó a estudiantes y docentes de la Escuela de periodismo Carlos Septién García, la ventaja de pertenecer a una institución que forma periodistas y no comunicólogos ni publirrelacionistas. Mencionó que la sociedad es pasiva, indiferente y racista gracias a la información que recibe –Es como una especie de veneno que se va suministrando en pocas dosis, hasta que al fin está contaminando todo el cuerpo. La información contamina o inspira la manera de pensar.
El maestro de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano comentaba horas antes el informe 2011 de Artículo IX sobre libertad de expresión. Su presencia fue un acto de solidaridad con el gremio periodístico mexicano, con los colegas asesinados, desaparecidos y con las víctimas de agresiones originadas ése año por agentes del Estado quien colaboró con el 53.63%, el resto fue autoría de la delincuencia organizada. Todo llevado a cabo en el escenario de cinco años de guerra.
A pesar de que un temblor de 7.8 grados en la escala de Richter sacudió a la Ciudad de México y al Museo de la Tolerancia donde se realizaba la presentación del informe, el colombiano no dudó en ir a la escuela de periodismo para platicar con alumnos y profesores. Con una felicitación para romper el hielo, el experto en ética periodística invitó a lanzar preguntas –De qué quieren que hablemos, menos del clima por favor – dijo lúcido y sonriente.
Ante el primer dilema que arrojó un profesor sobre ¿Qué vale más, una nota o un amigo? El periodista de 53 años de trayectoria dio prioridad al bien público ya sea sobre una amistad o un interés particular – Yo como periodista no estoy para servir a mi propio interés, sino para servir al interés de la sociedad.
A pesar de su debilidad auditiva, Restrepo se dio el tiempo para responder con experiencias los cuestionamientos. Con camino recorrido en el periodismo televisivo y escrito aclaró que la televisión está condenada a hacer que la gente vea y oiga pero no que piense, mientras que lo escrito lleva a pensar, por lo que uno como periodista debe ser artesano de la palabra.– No hay medios malditos ni más dignos. Todos son lo que uno quiera hacer de ellos.
El ganador del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar en 1985 y 1986, insertó en cada pregunta y comentario una historia con lección de ética incluida. Uno puede utilizar los medios para dividir a la gente y que se odie o para hacer que la gente se comprenda y se quiera – dijo después de contar la historia de un pueblo en Estados Unidos donde la comunidad se dividió a partir del despectivo uso de Internet.
El lector como único patrón al que el periodista responde fue el tema recurrente en las respuestas de Darío Restrepo. Criticó la discriminación de información hacia las clases sociales bajas por el daño que ocasionan –Tiene todo lo sórdido de la condición humana. Porque piensan que esa gentecita no entiende otra cosa, así que le dan la información más baja. La palabra tiene carácter universal entonces ¿por qué hacer discriminaciones odiosas entre las clases sociales? – Cuestionó serio como punto final a un sermón que nadie objetó, parecía un padre cuando regaña a sus hijos por actuar groseros con los demás.
El encargado del Consultorio ético de la FNPI se levantó de su asiento, se dirigió a un pizarrón y pidió un plumón para explicar las dos lógicas que presiden la base financiera de los periódicos. En ese momento se rompió la barrera de conferencista-espectador y Restrepo comenzó una clase de ética en medio de murmullos de los sorprendidos alumnos.
Con una voz como de repartidor de periódicos el periodista colombiano no perdía la atención de las cámaras y las plumas. Explicó la primera lógica, la correcta – Es la de Joseph Pulitzer. Tener muchos lectores, porque teniendo muchos lectores va a tener muchos avisos, teniendo muchos avisos va a tener mucho dinero, teniendo mucho dinero va a tener muchas noticias para mejor servicio del lector. Todo está en función del lector.
Aclaró que los periódicos no están para hacer rico a alguien, que es en momentos de crisis cuando entra la segunda lógica, la incorrecta – Se les aparece el publicista. El periódico comienza a vender su alma al diablo, si hay circulación hay plata, el amo viene a ser el publicista que ordena un cambio de agenda que no está al servicio del lector.
Cual profesor, pidió a los alumnos que tomaran nota de la frase que ha repetido un millón y una vez – El único amo que uno como periodista respeta es su lector, porque a través de él uno entra en contacto con la sociedad. Varios alumnos no perdieron tiempo en obedecer.
El autor del libro La Niebla y la Brújula pidió entender que – uno no es ético porque alguien se lo mande sino porque le dio su real gana. Explicó que es un impulso en cada ser humano para ser excelente como persona y sobre esa bondad se construye la excelencia profesional, sino hace eso entonces es una caricatura de ética.
Darío Restrepo llamó a la unidad gremial, a no ser un suicida, a evitar los extremos en un país donde han muerto por lo menos 47 mil personas y desaparecido 10 mil en menos de cinco años por una guerra contra la delincuencia organizada.
El veterano periodista no sólo dio una consulta más, también dejó una valiosa receta periodística a los jóvenes estudiantes – Todo lo que divide debilita, todo lo que une fortalece, con esa frase inmortal termino.