Por: RedacciónPublicado: 11.01.2013
“Un periodismo responsable”, “mejores periodistas”, son frases recurrentes cuando se discute el ir y devenir del periodismo mexicano. También pareciera que casi todos somos expertos en saber qué es lo que puede ayudar a lograrlo: mayor profesionalización, para que las y los periodistas sean mejores testigos de la realidad, para contarla y explicarla. Y aquí se ubica el punto medular, complejo y a veces olvidado, a veces ignorado, el periodismo debe ser para la sociedad, para que con una mejor comprensión de su entorno las y los ciudadanos puedan tomar las mejores decisiones para la vida común. Aunque planteado así, la ecuación no es tan sencilla cuando la credibilidad ya no es como antes.
El periodismo es indispensable en las sociedades democráticas, y por ello se requiere que sea responsable, que respete y promueva los derechos humanos, que quienes ejerzan la profesión asuman el compromiso que implica. Pero el periodismo está también dentro de las dinámicas de poder, del político, del comercial, del económico, del tecnológico. Entonces, ¿cómo mantenerse fiel a su fin último?
La formación, profesionalización y actualización periodística se tiene que asumir de manera completa. Corresponde a las y los periodistas saber hacer periodismo y saber hacerlo bien. El compromiso con la verdad, la corroboración de la información, el contraste de fuentes, las técnicas de investigación, la pluralidad de voces, el correcto uso del lenguaje, son algunos de los principios esenciales que no se pueden perder de vista, que se tienen que trabajar de manera cotidiana.
A los medios les toca promover, generar y permitir los espacios para la actualización, fomentar la discusión y también la corrección, y compartirlo con los públicos de manera clara, transparente. Las universidades, además de la formación profesional de calidad y actualizada, deben mantener la reflexión sobre el trabajo periodístico, que académicos e investigadores tengan un diálogo más cercano con las y los periodistas, para así generar soluciones apegadas a la realidad del periodismo y de la sociedad, y no plantear ideales que corren el riesgo de quedar sólo en la teoría y críticas que no comprenden las dificultades que se viven. Y a los ciudadanos, exigir que la información les sea útil, para saber, para decidir, para su bienestar.
Si bien la inmediatez y la gratuidad forman parte de la crisis actual del periodismo, de la mano con la precarización de las condiciones laborales y la falta de credibilidad, es el periodismo de calidad el que puede salvar al periodismo. Y serán las y los periodistas que investigan desde diferentes ángulos, que buscan nuevas formas narrativas, historias que le importan, le sirven y le hablan a la sociedad, que comprenden las transformaciones tecnológicas, quienes ganen el terreno para mantener en alto la frente del periodismo en México.
La profesionalización de las y los periodistas mexicanos es necesaria, urgente. No solucionará todos los problemas de la democracia en un santiamén ni mucho menos, pero es fundamental para que a partir de cada pregunta sobre cómo informar de la mejor manera a la sociedad se generen soluciones. Y si no se hace, ¿con qué periodismo nos tendríamos que conformar?