Por: Gonzalo Ortuño LópezPublicado: 04.02.2013
Fotografías: Prometeo Lucero, Daniel Gershenson y Alejandro Meléndez
“Este libro nos dice cómo cubrir el sinsentido de esta situación (Guerra contra la delincuencia organizada) y cómo vencer la indolencia y establecer una empatía con la gente que está sufriendo, algo que no es difícil de entender pero sí difícil de lograr” dijo Luis Villoro en la sala Digna Ochoa de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, casi repleta, en la presentación del libro Entre la cenizas. Historias de vida en tiempos de muerte , diez relatos de mujeres y hombres que resistieron a la violencia y han generado esperanza en medio del caos.
El escritor y periodista insistió en la importancia de un libro que honra a la memoria y a la crónica para sensibilizar a una sociedad indolente y para conocer más a cerca de las personas que mueren en el contexto de la llamada guerra contra la delincuencia.
“No son daños colaterales, son destinos. Conocemos poco de la gente que muere. La noticia no es la sangre sino la vida que se pierde con la sangre”.
Las coordinadoras del libro, Marcela Turati y Daniela Rea; las protagonistas de dos historias: Diana Iris García, madre integrante de FUNDEM (Fuerzas Unidos por Nuestros Desaparecidos en México) y Norma Romero, integrante del grupo de mujeres “Las Patronas” y la fotógrafa Mónica González comentaron también el proyecto editorial y multimedia encabezado por la red de Periodistas de a Pie.
Las razones por las que empezó este trabajo las mencionó Marcela Turati, periodista y fundadora de la Red de Periodistas de a Pie, quien decidió junto con sus compañeras dejar de contar las historias desde la clave del horror pero sin pintar los finales de rosa, mostrar los ejemplos de amor cotidiano que aguantaron los embates de la violencia. “Nuestro tema iba a ser la pobreza pero se nos atravesó el sexenio de Calderón y el país nos cambio a todos. Decidimos no dejarle a los hacedores de guerra toda la cobertura”.
La periodista y autora Daniela Rea describió brevemente el esfuerzo de cada colega para la conformación del libro y pidió un aplauso tanto para los diez periodistas que escribieron las historias como para los protagonistas presentes de quienes dijo: “hacen en cada gesto un acto de vida”.
Norma Romero quien junto con las mujeres de su familia no se ha cansado en 15 años de darle una botella de agua, un pan, arroz o frijoles a alguno de los miles de migrantes que viajan sobre el lomo del tren conocido como la bestia, dijo que “es más fácil juzgar al ser humano que ayudarlo. Hoy no es sólo darle de comer a los migrantes, es también ser solidarias con las madres de los migrantes desaparecidos. Claro que si podemos cambiar al mundo si todos nos juntamos, es momento de hablar y trabajar en equipo porque este México no es solamente del gobierno es de todos nosotros”.
Diana Iris García, madre de Daniel Cantú, lleva 5 años 11 meses y 5 días de búsqueda incansable por su hijo desaparecido en Coahuila. Sin embargo hoy ya venció el miedo que la paralizó al inicio de su batalla. “He aprendido a alimentar mi esperanza, duele la ausencia a cada instante, pero he logrado fortaleza que les confieso me sorprende. Es un dolor transformado en fuerza, en indignación para buscar a nuestros hijos. No he conocido la justicia porque está cautiva. Desde mi punto de vista la tenemos que construir, como si fuera un edificio poniendo los ladrillos necesarios” aseguró Diana ya con sonrisa en lugar de lágrimas y con ternura contagiosa más que angustia.
No sólo en la mesa, sino en primera fila estaban quienes dejaron atrás el nombre de víctimas para ser protagonistas de las historias que construyen a partir de los escombros.
Araceli Rodríguez, madre de Luis Ángel León, policía federal desaparecido a finales de 2009, agradeció a los periodistas el abrazar su dolor. “Hoy les digo a todos ustedes: sensibilícense porque no somos locas, somos padres, hermanos, madres, cuñadas, esposos buscando a sus seres desaparecidos, esperando que un día entre una llamada y nos digan donde están. Dios bendiga el camino de estos periodistas que todos los días arriesgan sus vidas.”
Con el rostro casi siempre afligido María Herrera se levantó para agradecer el apoyo y la solidaridad de quienes la cobijaron cuando no encontró a Jesús, a Raúl, a Gustavo y a Luis Armando, sus cuatro hijos desaparecidos. “Muchos dicen que están cooperando con su granito de arena- alzó el brazo y señaló a los periodistas de la mesa- ellos no están poniendo un granito de arena, están poniendo toneladas de arena con su cariño y su corazón”.
Las y los periodistas Marcela Turati, Alberto Nájar, Thelma Gómez Durán, Daniela Pastrana, Vanessa Job, Lydiette Carrión, Elia Baltazar, Daniela Rea John Gibler y Luis Guillermo Hernández , respondieron con diez crónicas las pregunta que los juntó en este proyecto y que les recordaban siempre las víctimas de violencia, sus lectores “¿ Y yo qué puedo hacer?”
“También lloramos, también nos duele, por eso decidimos tomar partido por la vida, por los derechos humanos. Para que el muerto cinco, cinco mil o cincuenta mil se merezca tanta importancia como los demás, que nos siga indignando como país” dijo Marcela Turati mientras los protagonistas de estas historias se tomaban de las manos
Antes de cerrar su intervención y la presentación misma con el poema Estábamos en eso de salvarnos de María Rivera, Villoro resaltó la importancia de la labor altruista de quienes buscan rehacer el tejido social y de los cronistas que quieren saldar su deuda en la cobertura periodística de esta guerra sin sentido: “Entender que el otro es nuestro prójimo es el gesto ético de quien quiere entender la realidad…
…porque adelante estaba ya la tierra,
porque en su negro rumor,
entre sus brazos,
vi nacer un manantial,
toqué sus aguas,
y la tierra tenía sabor a pan,
a fruto,
porque vi, cayendo, todo el amor
desbordado y cierto
una noche sin palabras”