Editorial: México, el país de “los hechos alternativos” que no reportan los medios

Una vez en el archivo de la cadena radiofónica donde trabajaba, encontré la transmisión de un informe de gobierno del entonces presidente Luis Echeverría Álvarez.

Publicado: 08.02.2017

Foto: sinembargo.mx

Alberto Nájar @anajarnajar

Una vez en el archivo de la cadena radiofónica donde trabajaba, encontré la transmisión de un informe de gobierno del entonces presidente Luis Echeverría Álvarez.

El locutor estaba tan emocionado que no supe cómo sobrevivió al momento. Gritaba dos, tres adjetivos en cada oración; describía al mandatario con un sentido fanático, como en trance religioso.

“El más viril de todos los presidentes, el que está salvando a México de la discordia, el amoroso padre de familia” fueron algunas de sus frases.

Así eran las alabanzas a los gobiernos en turno, la época del control casi total de los medios y cuando explícitamente estaba prohibido publicar del Ejército, el Presidente y la Virgen de Guadalupe.

La historia parece de otro mundo. Pero la tendencia a la alabanza, la disculpa o la explicación de los errores aún permanece.

Se nota en las primeras semanas de la era Donald Trump. Después de la primera escaramuza diplomática, los medios de este país se llenaron de una ola patriotera con el pretexto de “unir a los mexicanos” contra el enemigo común.

Un grupo de organizaciones civiles convoca a una marcha de desagravio y recibe horas enteras en radio, planas y planas en algunos diarios.

Pero quien recuerde la tibia reacción del presidente Enrique Peña Nieto encuentra descalificaciones, entrevistas agresivas o insultos en algunas columnas.

En enero la popularidad de Peña Nieto era de 12% de acuerdo con un sondeo del diario Reforma, aunque en realidad era de 9 puntos según decían por lo bajo los encuestadores. La noticia se perdió en pocos días.

Para febrero el respaldo fue de 16% según el periódico Excélsior, y entonces sí, el dato se destacó en radio, televisión y portales oficiosos.

Que de todos modos es la peor evaluación de un presidente en la historia de estas mediciones no importa. Lo fundamental es que en los medios de Estados Unidos –todavía no encuentro en cuáles- a Peña Nieto se le mira como el hombre que frenó a Trump.

Y así todos los días, en las mesas de análisis de Televisa, las entrevistas a modo en Radio Fórmula, las columnas ofensivas y plagadas de mentiras en Milenio.

Ciertamente son pocos los comunicadores a punto del orgasmo cuando hablan de empresarios y gobernantes  (la historia es otra en las transmisiones de soccer), pero el sentido, la utilidad de esta práctica es la misma.

En los años 70 había un país que sólo existía en los medios, entre discursos engolados y mensajes “para entendidos”.

En 2017 hay un país que sólo habitan partidos políticos, precandidatos, empresarios y los nuevos inquilinos, las organizaciones civiles solidarias con “las instituciones”, lo que sea que esto signifique.

Durante la época de Echeverría y sucesores en los sótanos de México se incubó, y estallaron violencia, miseria, desigualdad. En la época de Peña los homicidios aumentan, la pobreza extrema no cesa y la economía endeudada se acerca a un nuevo colapso.

No pasa nada. En el círculo del periodismo tradicional, apoyado convenientemente por algunas redes en internet, ese mundo no existe. Son, para estar a la moda, “hechos alternativos” en el camino a la Unidad Nacional.

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