Cuando los periodistas tienen que hacer activismo para exhibir las mentiras del gobierno mexicano

A fines de noviembre, cinco periodistas mexicanos fuimos invitados a viajar a Bruselas para la presentación de un programa preparado de manera conjunta entre la organización Artículo 19 y representantes en el Parlamento Europeo encabezados por el español Josep-Maria Terricabras, denominado “El Parlamento Europeo de la mano con el periodismo mexicano”.

A fines de noviembre, cinco periodistas mexicanos fuimos invitados a viajar a Bruselas para la presentación de un programa preparado de manera conjunta entre la organización Artículo 19 y representantes en el Parlamento Europeo encabezados por el español Josep-Maria Terricabras, denominado “El Parlamento Europeo de la mano con el periodismo mexicano”.

Las mentiras del gobierno de Peña Nieto sobre el estado de los derechos humanos y en particular de la situación del periodismo ante la comunidad internacional se sostienen de manera descarada; así lo pudimos constatar en este encuentro con eurodiputadas y eurodiputados.

Nos vimos en un salón de la enorme sede del Parlamento Europeo. En la primera fase de este programa estuvimos incluidos: Carmen Aristegui, Gloria Ruiz (Coahuila), Jesús Humberto González Deleija (Tamaulipas, Rosa Eugenia Linares (Morelos), Jorge Sánchez (Veracruz) y yo por Guanajuato.

Allá nos topamos de frente con el discurso hipócrita, falsamente solidario y ridículamente justiciero del Embajador Mauricio Escareño, cabeza de la Misión de México en la Unión Europea y Embajador para Bélgica y Luxemburgo, que salió con la batea de que México “de manera conjunta con la Unión Europea condena enérgicamente todos los actos de agresión contra personas defensoras y periodistas y subrayamos nuestro firme compromiso compartido para abordar las amenazas que enfrentan y asegurar que puedan cumplir con su trabajo en total independencia”.

Cuánta indignación nos provocó escucharlo, y así se lo dijimos. No tuvo cara ni valor para quedarse al resto de la reunión. Salió pretextando otras actividades. Luego nos enteramos de que previo a esta reunión, solicitó insistentemente los nombres de las y los periodistas que acudirían a la presentación del programa. No se los dieron.

Con este programa, seis eurodiputados “adoptaron” a cada periodista, y entonces les toca enviar cartas a la Presidencia de la república, al Congreso federal y a los gobernadores de cada uno de estos estados para informarles que son “nuestros padrinos” y que están atentos a que desempeñemos nuestro trabajo y nuestras actividades relacionadas con la defensa de la libertad de expresión y de la protección a periodistas y personas defensoras sin riesgos, o a señalarlos desde el Parlamento Europeo cuando se presenten agresiones de cualquier índole.

Hablar del contexto de riesgo nacional, desde las experiencias personales.

Rosy Linares contó cómo día a día sale a reportear con su hijo Jesús Daniel (quien padece parálisis cerebral y un tipo de epilepsia) de seis años en una silla que amarra a su espalda. Jorge Sánchez habló, por supuesto, del asesinato de su padre y de cómo decidió dejar de lado a lo que se dedicaba para continuar con el medio que Moisés Sánchez imprimía, “La Unión”.

Gloria y Jesús vivieron amenazas, intimidaciones mediante actos concretos como una privación de la libertad y un hijo encañonado. Yo hablé del asesinato de Regina Martínez, la corresponsal de Proceso en Veracruz, y de las campañas de desprestigio de empresarios patrocinados por gobiernos y el acoso judicial por protestar por las agresiones contra colegas.

Esta es no la primera sino una iniciativa más, otro plan, una enésima estrategia con la que se quiere poner la atención desde el exterior a la situación por la que atraviesa el periodismo mexicano, la impunidad de los crímenes cometidos contra las y los periodistas, las desapariciones, el desplazamiento, el exilio, el riesgo cotidiano en tantas regiones del país.

Pero en este gobierno que terminó, el de Enrique Peña Nieto, no vimos el efecto de la presión diplomática, de la comunidad internacional, o a través de los acuerdos económicos que México tiene con otros países.

En su sexenio más periodistas fueron asesinados, se multiplicaron las agresiones, el acoso digital a las mujeres periodistas subió de tono y agravó las ofensas misóginas, y todo esto se elevó en relación inversa y proporcional a las condiciones de trabajo de las y los periodistas, los salarios precarios, la falta de prestaciones, los despidos individuales o masivos.

Ahora, en el Parlamento Europeo hay quienes creen que este momento político es una oportunidad para resolver los delitos, buscar a las y los desaparecidos, frenar las agresiones contra los periodistas mexicanos en riesgo. Ojalá.

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