Apuntes para un periodismo social
Si los catalogamos de la manera tradicional y rígida de las redacciones, podríamos decir que los periodistas sociales son aquellos que “no cubren las fuentes políticas, ni económicas, ni judiciales”.
Son entonces, y por exclusión, los que cubren los temas “humanos”. Se les dice así normalmente a los reporteros que están asignados a las fuentes educativas, ecológicas, religiosas, los temas de salud, de derechos humanos o nadan en el mundo de las organizaciones sociales y de derechos humanos.
Generalmente son mujeres a quienes se les asignan esas tareas, pensando que tienen buen corazón o la sensibilidad de acercarse a un niño en llanto. Casi siempre son reporteros novatos que cuando demuestran su capacidad para reportear son ascendidos a fuentes “más importantes” .
Si los catalogamos de la manera más justa podremos decir que periodista social es aquel que, independientemente de los temas que cubre, tiene una mirada distinta porque se preocupa por lo que pasa con la gente común y busca incluirla en sus notas, que huye de la habladuría del político y sólo los usa como referencia, que entra al tema que sea por la puerta de la cocina y no por las recepciones de mármol, que no queda satisfecho con la nota rosa y lacrimógena porque diferencia su oficio del de guionista de telenovela mexicana, que se sabe ciudadano, hurga en la calle y escombra en los basureros, que lee los nuevos fenómenos, que busca a quien nadie entrevista y conversan como iguales y le da el mismo peso que a quien se ostenta como autoridad, que bucea en las estadísticas, recorre las incubadoras de los nuevos estudios, que echa un vistazo a ejemplos nacionales e internacionales que rompen esquemas, y de todo eso hace una mezcolanza que intenta hacerla digerible al lector, usando su mejor escritura, sus ángulos más novedosos, su frescura.
El periodismo social es una cuestión de actitud, es un pararse desde otro lugar distinto al tradicional, es un asunto de mirada.
¿Qué es el Periodismo Social?
Es el que piden los lectores, en el que se ven reflejados los ciudadanos de a pie. Es el que saca los primeros lugares cuando se les pregunta a los lectores de diarios qué es lo que quieren que se publique. Es el que tiene rostro porque habla de fenómenos que afectan a mucha gente.
- No somos voceros de los políticos o empresarios, ellos ya tienen sus propias empresas de relaciones públicas y jefes de prensa, y gastan mucho en publicidad con tal de asegurarse un espacio en nuestros medios. Usaremos sus declaraciones como referencia de la situación diagnóstica del país, dándole el mismo peso que tienen otros actores sociales.
- Nos preocupa lo que le pasa a la gente común, a la gente de a pie, a la que pocos buscan para entrevistar.
- Nuestros temas salen de la calle, de esas conversaciones con ciudadanos, de una mirada educada para detectar nuevas tendencias, de los descubrimientos de los monitoreadores de las políticas públicas. No salen de las redacciones ni de las oficinas de gobierno.
- Los temas que cubrimos le interesan a la gente porque tocan su vida. No son mensajes cifrados entre políticos. Son problemas que tienen rostro, que le duelen a alguien, lo alegran o le modifican la vida.
- No nos limitamos a poner punto final después de haber enumerado todas las desgracias posibles, no queremos aumentar la deuda que tenemos con la gente por robo de esperanza.
- Nos sabemos “espejos inteligentes” de la realidad, por eso mismo buscamos también soluciones a los problemas que denunciamos. Sabemos que la denuncia debe de ir acompañado del anuncio de otra realidad posible. Y que lo posible es un campo del periodismo.
- Aunque trabajamos con las fibras sensibles de la gente, huimos de las notas lacrimógenas que parecen salidas de la mejor escuela de telenovela mexicana. Abordamos la historias de la gente con respeto y cuidando su dignidad, y las usamos, no como casos aislados para conmover, sino como ejemplo de tendencias sociales, como una ventana a una realidad más amplia, a un fenómeno social.
- Huimos a la nota rosa del héroe o la heroína solitaria que hace cosas excepcionales y a quienes pocos pueden imitar, preferimos hablar de gente común que se organiza para cambiar las cosas, que lucha con la mejor herramienta que tiene el ser humano que es la dignidad frente a su circunstancia.
- Creemos que la noticia debe ser redonda. No nos gusta sólo retratar lo visible, el hecho manifiesto, también hurgamos en las causas, porque sabemos que detrás de cada niño abandonado o padre de familia desempleado hubo una decisión política o económica que lo lanzó a la calle, y que el fenómeno social de los indigentes no se entiende aislado.
- Sabemos que los lectores están cansados de los problemas sociales porque parecen eternos y por el tono dramático y amargo con el que los periodistas lo presentamos. Por eso, buscamos romper con ese estigma y presentarlos de una manera inteligente, fresca, con datos provocadores y desmitificadores, con nuevas voces, una redacción ágil, moderna y hasta divertida, que deje atrás los clichés con los que se relata la pobreza y mueva a la reflexión.
- Como periodistas, estamos comprometidos con la verdad, con nuestros lectores y con nuestra conciencia. Somos personas que tomamos partido frente a las necesidades sociales, asuntos como el maltrato infantil, los secuestros, la discriminación, la exclusión…, etcétera, que con las necesidades sociales y ante eso no podemos pretender ser neutros. Como consecuencia, asumimos la acción que proporciona informar, revelar y descubrir las causas de las necesidades sociales, así como las consecuencias de las decisiones políticas, económicas y hasta de los poderes fácticos.
- No aspiramos a hacer llorar a un par de lectores. Buscamos hacer una cobertura seria, dura, que aborde temas estratégicos, que sea consistente y terca en cuanto a seguimiento, que de elementos para la reflexión, mueva a la acción y termine por reflejarse en una nueva ley o política pública. (A la que también daremos seguimiento a la hora de su implementación)
- No nos casamos con nuestras propias ideas o nuestros propios prejuicios a la hora de escribir, pues buscamos aportar el menú más variado de voces –muchas veces opuestas entre sí o contrarias a nuestra forma de pensar– que ayuden a redondear nuestra nota.
- No creemos en los blancos y negros, nos gusta pintar matices.
- No creemos que el pobre es pobre por flojo o porque quiere. Creemos que las personas pobres son sujetos activos y tomadores de decisiones, no objetos sin elección, inmersos en una tragedia griega. No son siempre los buenos, ni siempre los malos. Sin embargo, también creemos que el engranaje socio-político-económico hace la vida más fácil para algunos y parece querer aniquilar a otros, y queremos dejar al descubierto y denunciar esos engranajes.
- Nos rebelamos a creer que siempre tiene que haber pobres, y que pobreza es herencia y destino. No queremos acostumbrarnos a pensar que no se puede hacer nada para modificar esta realidad. Sabemos que se puede y queremos vigilar a quienes pueden hacerlo desde nuestra posición privilegiada de periodistas- vigías.
- A un periodista social no se le reconoce por las fuentes que cubre sino por la actitud con la que aborda los temas que preocupan a la gente, por eso buscamos pararnos desde otro ángulo, ensayar otra mirada, tener otra actitud a la hora de informar.
- Nuestro periodismo aspira a fortalecer a la ciudadanía, que las personas se sepan con derechos y sean capaces de ejercerlos y de modificar sus circunstancias.