La noche ayer Javier Darío Restrepo y Marcela Turati, recibieron el Reconocimiento a la Excelencia periodística del Premio Gabriel García Márquez de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, por su independencia, integridad y compromiso con los ideales de servicio público del periodismo.
Discurso de Marcela Turati durante la ceremonia de entrega
“Hace diez años abandoné la redacción de mi periódico y emprendí un viaje por Latinoamérica. Impaciente, buscaba saber cómo es que el periodismo puede cambiar las cosas. Visité redacciones, entrevisté colegas, acompañé luchas ciudadanas, respiré nuevas realidades, eduqué la mirada y esbocé respuestas sobre un periodismo de lo posible, que moviliza y no paraliza.
“A mi regreso a México, junto con varias colegas, ahora cómplices de vida, fundamos la Red de Periodistas de a Pie, un espacio para hacer lo que sabíamos: un periodismo que camina con la gente. Con quién más.
“Empezamos capacitándonos y fueron llegando colegas aquejados porque sus redacciones estaban secuestradas por intereses distintos al del bien común, llenas de periodistas que se dejaron cortar las alas, amaestrados en el esto-no-se-toca, con órdenes de complacer a los poderosos.
“Llegaron también reporteros mudos por el miedo, con la amenaza en la frente. Provenían de zonas bajo la dictadura del silencio, que se iba extendiendo por México. Empezaba la “guerra contra el narco”, decretada por Felipe Calderón, época de desprecio por la vida, que aún continúa; de cacería de periodistas desahuciados por sus medios; la impunidad garantizada.
“Recuerdo a una mujer afuera de la morgue donde se apilaban casi 200 cadáveres rescatados de fosas comunes, que nos reclamó con fiereza: “Periodistas, ¿ya para qué vienen? Decíamos que en esta carretera desaparecía gente pero nadie nos hizo caso. Parecía que hablábamos desde el fondo del mar”. Desde el fondo del mar. Llevo clavada esa frase. Donde el periodismo no funciona gana la muerte.
“Trabajé entonces en una doble vía. Por un lado, con mis reportajes semanales busqué sacar del anonimato las voces de las víctimas e investigar las piezas que permitan darle sentido a la realidad. Por otro, con la red, tendimos redes con los reporteros de las periferias e inyectamos la idea de que el silencio es una anomalía, que el oficio es más que la queja por la maquila de notas o por el NO impuesto. Nos organizamos para protegernos, hacer investigaciones y defender la información, ese bien público que nos confiaron los ciudadanos.
“Son varios los colectivos cómplices conformados por hormigas, reporteros de a pie, invisibles, los nadies de las redacciones. Casi nunca hemos ganado. Nos ha tocado enterrar colegas pero hemos gritado fuerte que ya no queremos ni uno más.
“Este premio es para la comunidad de conspiradores que intenta recobrar la dignidad y el significado del oficio, que apuesta por investigaciones que impacten al sistema para hacer de este un mundo más justo, menos indiferente frente a lo que le pasa a la gente; la gente que también somos nosotros.
“El periodismo es una apuesta por la vida. Mientras hay periodismo hay esperanza, mientras exista el periodismo se abre paso la vida.
«Gracias a mi familia a todos los de a pie, Daniela Pastrana, Elia Baltazar, Daniela Rea, Margarita Torres, Alberto Nájar, Verónica García de León, María Teresa Juárez, Thelma Gómez Durán, Monica González, Pepe Jiménez, becarios y colaboradores que sin ellos el premio no hubiera sido posible, a la Fundación, al extrañado Gabo y, por supuesto, al maestro-aliado, don Javier Darío.»
El evento se llevó a cabo el 1 de octubre de 2014 en el teatro Metropolitano de la Ciudad de Medellin Colombia.