Publicado: 17.11.2017
Por Gabriela Coutiño
Chiapas es el estado del país que tiene la pobreza más alta del país.
En Chiapas hay desigualdad, falta de oportunidades, precariedad laboral y abandono institucional. Lo mismo se le cuestiona al gobierno federal, al estatal y a los municipales. Los temas del periodismo crítico chiapaneco son las consecuencias de la pobreza estatal, la migración tanto la de tránsito como la local, los problemas de la salud pública, la falta de obra pública, las deudas gubernamentales, la violencia de género; elemento especialmente sensible en el estado por la condición femenil de muchas chiapanecas de ser mujer, pobre e indígena al mismo tiempo.
De todo ello ha dado cuenta chiapasparalelo.com en sus notas, reportajes y reflexiones de sus colaboradores habituales e invitados. El portal cuida, protege y fomenta la pluralidad de pensamiento en sus páginas.
Pero en Chiapas, al igual que en el resto de México; sus gobernantes tienen una aversión histórica a la prensa crítica. Les incomoda la opinión libre. No se sienten cómodos con quienes documentan la falta de eficiencia y eficacia en la administración pública estatal.
Sobre todo, esa estridencia gubernamental se incrementa en épocas electorales. Esa época de campañas por los puestos políticos y públicos en que en Chiapas corren como en un cauce de río los recursos públicos y el nerviosismo se apodera de los actores políticos.
Entre los políticos chiapanecos, quien no tiene enemigos, de repente le brotan porque otros políticos no quieren que este salte cual chapulín a otro cargo. Eso siempre les sucede a los políticos con carrera meteórica porque acumulan un desgaste, tan rápido como el mismo ascenso de su carrera.
Ejemplo paradigmático de ello es el alcalde de Tuxtla Gutiérrez, la capital chiapaneca; Fernando Castellanos Cal y Mayor. Cuestionado su ascenso a la comuna tuxtleca por miles de ciudadanos que protestaron en las mayores marchas multitudinarias que se recuerden en 15 años en Tuxtla; Castellanos nunca pudo legitimarse en el cargo.
Atrás de él, también hubo alcaldes tuxtlecos de rápido ascenso político a los que los ciudadanos recuerdan con indignación por el desaseo en la administración de los recursos públicos.
Pero con Castellanos Cal y Mayor la indignación tuxtleca es cuádruple: primero por su cuestionada llegada al frente de la alcaldía, segundo por la nula eficacia de los servicios públicos; la luz, la seguridad pública, los baches en las calles, la recolección de basura y el agua potable; tercero por la publicidad exagerada de su persona y en cuarto lugar por la falta de transparencia en el ejercicio de los recursos públicos municipales.
De todo ello ha dado cuenta chiapasparalelo.com en el uso de la facultad constitucional de informar y de opinar.
Pero en los últimos días, dos de las colaboradoras de ese portal de noticias chiapaneco han sido cuestionadas en su trabajo periodístico por el presidente municipal Castellanos Cal y Mayor. Gabriela Coutiño Montes y Sandra De los Santos Chandomí, a quienes el alcalde ha cuestionado su trabajo en las redes sociales. Cuestionamiento que además, ha sido hecho reiteradamente.
La protección del trabajo periodístico responde legalmente a las autoridades federales y estatales. Es inconcebible que quienes deben de coadyuvar para proteger a los periodistas y a la libertad de expresión, sean los primeros que cuestionen una labor periodística que en el caso de Coutiño Montes y de De los Santos Chandomí está sustentada con datos precisos obtenidos mediante los mecanismos federales y estatales de acceso a la información.
Precisamente, el fondo del asunto, lo que está detrás del hostigamiento del alcalde hacia las periodistas chiapanecas es la protección de intereses particulares y la posibilidad de que ello lo impulse a otro cargo político.
Ante los cuestionamientos precisos de Gabriela Coutiño y de Sandra De los Santos, el alcalde hace mutis. La opacidad y la falta de transparencia municipal son reconocidas por la ciudadanía tuxtleca.
Molesta la independencia periodística, es incómoda la prensa crítica y lo es más en época electoral. Perturba a la clase política la exigencia de transparencia y la rendición de cuentas. Pero no puede maniatarse a la prensa que desnuda los intereses de la clase política.
Exigimos el cese al acoso a Gabriela Coutiño y Sandra De los Santos. Pedimos respeto al periodismo independiente chiapaneco. Demandamos a los organismos institucionales defensores de los derechos humanos que se les otorguen garantías a las dos periodistas.
Exigimos a Fernando Castellanos que gobierne, que lo haga bien y que respete los preceptos constitucionales de transparencia y rendición de cuentas. Alto al hostigamiento al periodismo crítico.