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Editorial: El periodismo y las fronteras

Publicado: 19.04.2017

Foto tomada de redes sociales

María Teresa Juárez

@tuyteresa

Tres imágenes han marcado la agenda mediática de la guerra en Siria en años recientes.

La primera ocurre en el verano de 2015 cuando Yusra Mardini y su hermana Sara, huyen de la ciudad de Damasco, conocida en aquella región como ash-Sham o la ciudad de los jazmines.

Antes de la guerra, Yusra entrenaba como nadadora profesional hasta que la violencia alcanzó su hogar. Mardini se dio a conocer internacionalmente por haber salvado a una veintena de refugiados sirios que cruzaban el mar en una barca a punto de hundirse.

Antes de naufragar, Yusra se lanza al mar arrasatrando la pequeña barca desde el Mar Egeo hasta la isla de Lesbos, en Grecia.

Luego de cruzar a pie Macedonia, Serbia, Hungría y Austria, finalmente Yusra llegan a Berlín, donde es acogida en un centro para refugiados y posteriormente entrenada para ser la abanderada en la delegación de refugiados en Río 2016.

Es en el contexto de las competencias olímpicas cuando Yusra se reconoce a sí misma como un caso excepcional, sin dejar de colocar el tema de los refugiados sirios y el grave problema humanitario que implica el desplazamiento de millones de personas fuera de su país.

Es en 2016 cuando Yusra aprovecha la cobertura periodística de su caso, para hacer visible el tema y promover la reflexión internacional acerca del impacto de esta guerra en la vida de millones de personas.

Por primera vez, el tema de los refugiados ocupa un lugar en la agenda mediática de los Juegos Olímpicos.

La segunda imagen es de la periodista turca Nilufer Femir, quien tomara la foto del cuerpo sin vida de Alan Kurdi, un niño sirio de tres años, encontrado en la costas de Turquía. Medios como la BBC deciden no publicarla, mientras que The Independt y agencias internacionales retoman la imagen con gran impacto en la opinión pública mundial.

Este fin de semana, Siria vuelve a ser noticia cuando el fotógrafo Abd Alkader Habak, decide dejar la cámara para rescatar civiles, luego de que un coche bomba estallara frente a un convoy de refugiados de la ONU, con un saldo de 128 muertos, 68 de ellos menores.

La imagen de Abd Alkader Habak cargando a un menor, pasará a la historia como la escena del periodista que decide salvar una vida, en lugar de tomar la fotografía.

No obstante, alguien más le graba, dejando el registro de esta acción que humaniza al periodista y lo coloca dentro de la escena.

No podemos dejar de mirar lo que pasa en un mundo cada vez más convulsionado por conflictos bélicos en los que mueren cientos y miles de civiles.

El caso de Siria nos arrebata la mirada y nos deja perplejos ante una realidad lejana y al mismo tiempo conocida: las consecuencias de una guerra inesperada en la que cientos de miles de personas huyen ante la violencia extrema.

Durante mucho tiempo, se definía al reportero de guerra como un periodista que cubría conflictos bélicos.

En las narrativas del siglo veintiuno, esta consideración se ha transformado para dar pie a propuestas como las del periodismo de paz: un enfoque centrado en la responsabilidad ética de contar historias que sean capaces de mostrar las resistencias y organización ante los conflictos armados.

Este enfoque toma en cuenta los efectos de la guerra en la vida cotidiana de las personas: desplazamiento forzado, secuelas post-traumáticas y la participación de los actores involucrados, entre otras.

El 14 de abril de este año, la periodista Elena Cabrera escribe en el diario Público un interesante artículo sobre el papel de los periodistas en la cobertura de la guerra, los refugiados y las migraciones.

Ella plantea dilemas que incluso van más allá del planteamiento del periodismo de paz. Se trata de revisar nuestro acercamiento al hecho noticioso, ya no como distantes documentalistas de los hechos, ella propone un “protocolo de intervención periodística”, un escrito diseñado desde la participación de migrantes, refugiados y periodistas, elaborado con código abierto en el que las antiguas fronteras entre el yo periodista y el objeto a documentar, se borren, “se migren” como dice en sus propias palabras.

Estamos pues ante una propuesta que nos invita a traspasar las fronteras de lo aprendido para replantear enfoques y narrativas de cómo documentamos periodísticamente los tiempos de crisis.

Editorial. La publicidad oficial: el idílico Tangamandapio (o el reto de la publicidad oficial y las deudas de Corral)

Foto tomada de redes sociales

Ernesto Aroche Aguilar
@earoche

Verdad de Perogrullo, para que el periodismo se mantenga en una sociedad como la actual son necesarias dos cosas: soporte financiero y libertad de expresión. Medios atados económicamente al poder –el constitucional o el fáctico— a través de los contratos publicitarios difícilmente pueden cumplir con su obligación de proveer información plural, de interés público y libre de injerencia política.

Dice el popular adagio comercial: el cliente siempre tiene la razón, y los principales clientes de los espacios noticiosos no son sus audiencias, poco acostumbradas a pagar por la información que reciben, muchas veces ni siquiera los clientes comerciales que quieren la publicidad barata o mejor aún gratuita, son los gobiernos en sus varios ordenes y niveles a través del pago de publicidad oficial, el uso del erario, la cartera pública, como si fuera la cartera de los funcionarios que aparecen cortando listones y besando niños para construir carreras políticas, que van de una curul a otra, de una silla de presidencia municipal a una de gobernador y de ahí al senado y así hasta que se agota lo público.

“No pago para que me peguen” dice Proceso que dijo López Portillo cuando mandó a Francisco Galindo Ochoa, entonces titular de la Coordinación General de Comunicación Social de la Presidencia, a que ordenara “a todas las dependencias del gobierno federal, los gobiernos estatales y al PRI, de cancelar cualquier contrato publicitario con Proceso”, como una represalia por la línea crítica del semanario dirigido por Julio Scherer García.

El tlatoani sexenal –lo mismo priísta que panista— que asume que la cartera del país se guarda en la nalga derecha y se usa no para que la sociedad se informe sobre las campañas de salud, o los trámites que puede y debe realizar, mucho menos para conocer sobre la corrupción gubernamental, que ya se sabe daña y empobrece a los países, sino para que se reproduzca como virus el discurso del poder que pinta un país, un estado o un municipio como el idílico Tangamandapio.

La reglamentación que le quite la discrecionalidad al uso de la publicidad oficial es un largo pendiente en la construcción de una verdadera democracia que vaya mas allá del voto periódico y la despensa electoral, pero es una discusión que ni siquiera se ha iniciado en los corrillos políticos de este país, no vaya siendo que ahora hay que pagar para que les peguen.

Javier Corral, el gobernador que se asume periodista –y que hoy El Universal, su ex casa editorial, lo usa de bolsa de boxeo pues no ha renovado los contratos millonarios que le heredó el prófugo César Duarte— llegó a la casa de gobierno de Chihuahua prometiendo una nueva relación con los medios. Ya cumplió una parte, redujo el gasto anual de la administración del priísta, que fluctuó entre 800 y 600 millones hasta contabilizar un total de 3 mil 133 millones en publicidad oficial en el sexenio, a 180 millones.

Acotación al margen: si los espacios noticiosos viven de la publicidad oficial y no han encontrado otra vías de financiarse podemos explicar desde lo económico la desaparición de medios en Chihuahua que en otros momentos habían logrado superar las crisis de violencia generalizada y de violencia contra la prensa.

Retomemos: lo que Corral sigue debiendo a la sociedad que lo eligió, y en especial a los medios, es esa ley de publicidad oficial que reglamente la relación prensa-poder y que establezca parámetros de calidad periodística y penetración entre los lectores como elementos que definan a quién sí contratar publicidad oficial y a quién no. Y entonces sí serán las audiencias los clientes principales de los medios y no sólo una mercancía más a vender al poder.

En enero Corral dijo: “El gasto publicitario en México se ha utilizado tradicionalmente en la relación medio poder, como la zanahoria y el garrote. ‘Te portas bien o me concedes halagos, ahí está la zanahoria. Ah pero me criticas, ahí está el garrotazo y no te doy publicidad, ahí está el garrotazo y hazle como quieras’”.

Al anunciar la plataforma de publicidad oficial desarrollada en conjunto entre Fundar y el Instituto Nacional de Acceso a la Información, Corral sostuvo: “si con algún gremio queremos llevar una relación de respeto y transparencia total, es con ustedes, con las y los periodistas de Chihuahua, que son los trabajadores de los medios, con los directivos de medios y con sus propietarios. Los medios son precisamente cauces, canales entre sociedad y gobierno que bien armonizada su relación, transparente su conducción de esfuerzos, son los que hacen posible el ejercicio de dos garantías plasmadas en el artículo séptimo de la Constitución: el derecho a la libertad de expresión y el acceso a la información”.

Toca demostrarlo, toca llevar las palabras a la acción. Ya transparentó la información del gasto publicitario, ahora toca avanzar con la Ley de Publicidad Oficial.

Pero el reto no es sólo para Corral, sino para todos los estados del país. El 5 de mayo concluye la prórroga que otorgó el INAI a los gobiernos de los tres ordenes para que publicaran su información en la plataforma nacional y en sus páginas de transparencia, después de esa fecha se liberará montones de información, que además deberá ser actualizada mes con mes, y entre esa mar de información está también la de la publicidad oficial. El reto está ahí para el poder, pero también para los periodistas, tenemos que construir una relación diferente con el poder, tenemos que cambiar el chip y los patrones de conducta. La cartera pública no se guarda en la nalga derecha (o izquierda según sea el gusto), ni la línea editorial la dictan desde las oficinas de comunicación.

Promo #RESISTENCIAS: Mujeres contra la mina

Publicado: 10.04.2017

 

#Resistencia: Fuerza que se opone a la acción de otra fuerza.

Próximamente en Pie de Página#RESISTENCIAS una serie de reportajes que rescata la lucha de los pueblos en contra del despojo provocado por proyectos de desarrollo impuestos a las comunidades.

Este 23 de julio arranca la serie con el reportaje «Mujeres contra la mina».

Conoce la lucha que las mujeres de la sierra de Puebla han emprendido contra los proyectos mineros.

No te pierdas la serie por piedepagina.mx

Conversatorio: Buscadores, en un país de desaparecidos

Publicado: 10.04.2017


Por: Ximena Natera

En México desaparece una persona cada dos horas. En una década marcada por la violencia, miles de mexicanos han desaparecido sin dejar huella, y sus familiares han tenido que salir a hacer lo que el gobierno mexicano no puede o no quiere hacer: buscarlos.

Los buscan vivos, en burdeles o en cárceles y hospitales, pero a partir de la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa, también los buscan debajo de la tierra. Por eso, contar la historia de estos buscadores es contar también la historia de un estado ausente y criminal, y la historia de una década de guerra no declarada.

Buscadores es una serie de cortos documentales diseñada por Consuelo Pagaza y Prometeo Lucero y coordinada por Daniela Pastrana, Mónica González y Daniela Rea. Cuenta las historias de personas comunes que, ante la falta de respuesta del Estado mexicano para buscar a sus familiares, han salido a desenterrar huesos del gran cementerio clandestino llamado México. Y para ello se han preparado, convirtiéndose en abogados, gestores, peritos, excavadores, recolectores de muestras.

El trabajo fue presentado el 4 de marzo en el Foro al Aire libre de la Cineteca Nacional y estuvo acompañado por una mesa de análisis en el programa de Periodistas de a Pie en Rompeviento TV, que se transmitió el 9 de marzo.

En ese conversatorio, dos madres de mujeres jóvenes desaparecidas, dos fotoperiodistas participantes y una socióloga hablaron de la importancia de las redes de apoyo, del miedo de buscar y el terror de no encontrar a sus seres queridos.

Estos son fragmentos de la conversación en Periodistas de a Pie por Rompeviento TV.


¿Por qué es importante contar estas historias? ¿Cómo se tomó la decisión de hacerlo?


MÓNICA GONZÁLEZ, editora de imagen de Pie de Página
: Empezamos hace un año a planificar este trabajo. Ubicábamos dos grandes rupturas, la primera fue el Movimiento por la Paz y las caravanas 2011, donde estas historias salieron a la luz, y la segunda fue la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, cuando los colectivos salieron a las calles. Entonces, muchas de las familias nos decían que ya se ha había avanzado todo lo posible en la colaboración con las autoridades para las búsquedas. Habían llegado a un muro con todo el aparato estatal y no se podía avanzar, y efectivamente, del otro lado de esta pared estaban los restos de los familiares, las fosas.

PROMETEO LUCERO, fotoperiodista y realizador: Yo llevaba siguiendo a los familiares de desaparecidos y sus búsquedas desde 2011. En la época de Calderón había muy poco entendimiento del problema, de su magnitud, el discurso apuntaba a que todos los desaparecidos, los jóvenes asesinados eran lo que llamaron “daños colaterales”. Todavía no se entiende la magnitud, es uno de los más grandes retos que tenemos.

Cuando se empezó a poner atención a las familias, después de 2012, mediáticamente fueron tratadas como víctimas pero lo cierto es que fueron ellas las que empezaron a desarrollar métodos y sistemas de investigación como resistencia ante la falta de respuestas del gobierno y creímos que eso era realmente lo más importante de contar, no solo el dolor, sino cómo han adquirido el conocimiento y lo han compartido con más familiares para enfrentar lo mismo.

 Ahora vemos a los familiares en cursos sobre cómo reconocer huesos humanos, sobre formas de desapariciones o tipos de terreno, ¿Qué nos dice eso de un país?


CAROLINA ROBLEDO, coordinadora del Grupo de Investigación en Antropología Social y Forense del CIESAS
: Nos habla de un país que vive en un régimen de terror y estamos empezando a ver la puntita del iceberg.

Lamentablemente la academia ha sido muy lenta, el proceso para salir al campo y hacer este acompañamiento es incipiente. Nosotros reclutamos jóvenes arqueólogos, antropólogos, abogados y tienen mucho miedo de enfrentarse a este terror. Tenemos las metodologías, la infraestructura y la tecnología necesaria en este país para hacer frente a las exhumaciones con el rigor metodológico pero todavía no logramos constituir a esta sociedad civil organizada con la academia que para realizar todo este trabajo que tenemos por delante. Nosotros lo hicimos respondiendo a la urgencia de las familias y no tenemos todas las herramientas que quisiéramos tener porque esto requiere capacitación, experiencia y esto nos agarró de sorpresa. Fue una tormenta que pudimos haber visto venir pero nos quedamos como lentos, observando nada más.

En estos grupos de buscadores, las familias ya no sólo buscan a sus desaparecidos, sino a los desaparecidos de otros. ¿Cómo ha sido este proceso?

SILVIA ORTIZ, integrante del Grupo Vida Laguna: Cuando desapareció mi hija yo me escapaba de la casa, de mi familia y me iba sola a buscar, a caminar como loca, la desesperación me llevó a eso. Pasaron muchos años para entender que sola no podía hacerlo, necesitaba gente. Y cuando pasó lo de Ayotzinapa y Los Otros Desaparecidos de Iguala, ya existía Grupo Vida y yo propuse que hiciéramos búsquedas. Empezamos con 10 varillas, dos palas jardineras, muy experta según yo. No sabíamos nada. Fue hasta la segunda búsqueda que encontramos los restos de una chica de un mes y medio de desaparecida, todavía quedaba algo de ella.

Fue entregada y los hijos me dieron las gracias. Fue cuando dijimos: esto se tiene que hacer, aunque duele. Lo hemos estado haciendo por dos años ya y hemos encontrado demasiado. Patrocinio es una área enorme que no hemos terminado, hemos trabajado ahí dos años y medio y siguen saliendo restos porque ahí no son osamentas, no son cuerpos, son pequeños fragmentos calcinados.

GRACIELA PÉREZ, integrante de Ciencia Forense Ciudadana: Mi búsqueda fue muy similar a la de Silvia. Nosotros no comenzamos queriendo buscar ni mucho menos encontrar esto.

El amor por ellos te hace aprender, ser fuerte, a buscar los medios y formas y aliados que necesitas. Cuando entras a la procuraduría en Tamaulipas no ves a las familias buscando, solo están los expedientes en alteros y yo no podía dejar mi expediente ahí. Me di cuenta que no tenía nada que hacer ahí, que esta parte de investigación y de justicia lo tenían que hacer ellos, pero que no iban a buscar a mi hija.

Sin querer buscar fosas clandestinas, ahí fue donde nos llevó la investigación. Nos encontramos con personas liberadas (de secuestros) y nos enteramos poco a poco lo que hacen los criminales con las personas; que ahí donde algunos fueron liberados también hay fosas clandestinas, tambos incineradores. Y no sabes qué vas a buscar porque al final tú estás buscando vivos, pero te topas de frente con la evidencia que prueba los rumores y comienza una búsqueda que no puedes parar.

¿Cuál es el aprendizaje que nos puede dejar de este proceso?

SILVIA ORTIZ: Hay que caminar, agarrar de la mano a los que no lo hacen, que en este caso es la autoridad. Y hay que enseñarlos a trabajar: esto es lo que hay, esto es lo que tienes que hacer, no solo es ir y encontrar, ahora es revisar que el proceso de la recuperación de los restos siga el debido proceso y después que pase al área forense y verificar que salgan esos resultados.

¿Qué sigue? Hablábamos de que empezamos con dolor y nos hicimos buscadores, al rato voy a ser química yo creo, porque se están llenando las fosas y los semefos. Hay una cantidad increíble de restos y faltan las identificaciones ahora, necesitamos más personas trabajando en esto.

Las familias necesitan paz. Yo tengo una pena muy grande. El eslogan del grupo es: Vivos se los llevaron, vivos los queremos. Yo no lo digo… no puedo decirlo, porque me estoy encontrando demasiado (con las búsquedas de fosas). Con esto no quiero decir que todos estén muertos, pero es probable que una mayoría sí. Lo estamos viendo.

GRACIELA PÉREZ: Al final te creas una especie de comunidad ciudadana en la que las mismas familias que en Tamaulipas no pueden salir, hacen contacto en voz baja y van señalando puntos (donde hay fosas). En eso nos convertimos, en buscadores prospectivos. Al final de cuentas vamos encontrando, pero la parte legal es necesaria, el ministerio público tiene que dar fe de ese hallazgo para que se pueda integrar a una carpeta de expediente y tenga validez la evidencia y que sirva para comparar e identificar los restos con las bases de datos.

En cuatro años de trabajo, las historias de negligencia se apilan, no hay resultados y es ahí donde se van definiendo las necesidades. Te encuentras aliados y organizaciones que tratan de llenar este vacío.

Tamaulipas ha sido muy difícil para encontrarnos con las familias, para hacer búsquedas… que se atrevan a ir. Tomó dos años para que las personas perdieran el miedo a hablar sobre lugares de fosas.

Mucha gente nos pregunta: ¿Cómo se puede ayudar?


SILVIA ORTIZ
: La mejor manera de ayudarnos es estar unidos como personas como ciudadanos. Porque una de las cosas que no nos ayudó a nosotros es que se quedaron callados. Ahora, muchas veces son los ciudadanos los que me hablan para decirme que en tal lugar ellos vieron, escucharon, saben. Y esto me ha ayudado a encontrar estos pedacitos de cielo. Poner una denuncia nos puede ayudar. Señalar. No tener miedo.

CAROLINA ROBLEDO: Desde el punto de la academia hay todo por hacer. Los académicos necesitan salir de sus cubículos, estar con las familias. Tenemos enfrente el reto de identificar todos estos restos acumulados en los laboratorios. En Guatemala las familias también buscaron y fueron jóvenes estudiantes de licenciatura los que salieron a exhumar, no tenían ni siquiera título pero si la voluntad de hacerlo. Podemos hacerlo en México. Necesitamos jóvenes de antropología, arqueología, químicos que salgan voluntarios a hacer este trabajo. Ahorita el colectivo Solecito en Veracruz está haciendo una exhumación muy grande y nos comentaban que habían tenido que pagar a gente para que excavara. Cómo es posible que los ciudadanos no lo hagan voluntariamente. Donen una pala, un pico.

Tenemos que ir construyendo esta comunidad de ciudadanos porque a todos nos corresponde interesarnos por los desaparecidos, no solo a las familias, porque en México todos podemos desaparecer.

PROMETEO LUCERO: Desde el periodismo debemos ser un puente entre las personas, entre las que están buscando y las que les acaban de suceder las desapariciones y entre las familias de víctimas y la sociedad. Además es nuestra responsabilidad ir nombrando a los responsables con nombre y apellido. Nombrar la impunidad. Se va a seguir repitiendo mientras no haya responsables sancionados.

GRACIELA PÉREZ: Estos programas, estos periodistas, estos académicos que están haciendo visible la situación que miles de familias estamos viviendo… es un buen comienzo. Creo que tenemos que seguir así y encontrar la forma de apoyarnos, porque cuando empiezas a hacer esto como parte de un colectivo dejas atrás tu caso para unirte al resto. Pero estoy segura que buscando a otros es muy probable que encuentre a los míos y si pensamos de esa manera, podemos ayudar a las familias, incluso a las que no les ha ocurrido. Porque para eso nos estamos capacitando, para eso tomamos muestras de ADN, para eso estamos hablando de estas historias: para que a otros no les suceda.

MÓNICA GONZÁLEZ: Cuando entrevisté la primera vez a Silvia me dijo que el silencio les hizo mucho daño, la falta de acompañamiento. Y nosotras insistimos todo el tiempo que hay que estar ahí, hay que estar y acompañar en paralelo. En la red insistimos en cuidarnos y apoyarnos para hacer estos proyectos y no detenernos porque ese muro ya lo rompieron la primera vez, ellas solas. Y los periodistas no podemos quedarnos en nuestras casas y redacciones.

Si quieres ver el programa completo puedes hacerlo en este link: http://bit.ly/2oRwr8D

Consulta en Pie de Página el especial #Buscadores: http://piedepagina.mx/buscadores/index.php

Conversatorio: Buscadores, en un país de desaparecidos

Publicado: 10.04.2017


Por: Ximena Natera

En México desaparece una persona cada dos horas. En una década marcada por la violencia, miles de mexicanos han desaparecido sin dejar huella, y sus familiares han tenido que salir a hacer lo que el gobierno mexicano no puede o no quiere hacer: buscarlos.

Los buscan vivos, en burdeles o en cárceles y hospitales, pero a partir de la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa, también los buscan debajo de la tierra. Por eso, contar la historia de estos buscadores es contar también la historia de un estado ausente y criminal, y la historia de una década de guerra no declarada.

Buscadores es una serie de cortos documentales diseñada por Consuelo Pagaza y Prometeo Lucero y coordinada por Daniela Pastrana, Mónica González y Daniela Rea. Cuenta las historias de personas comunes que, ante la falta de respuesta del Estado mexicano para buscar a sus familiares, han salido a desenterrar huesos del gran cementerio clandestino llamado México. Y para ello se han preparado, convirtiéndose en abogados, gestores, peritos, excavadores, recolectores de muestras.

El trabajo fue presentado el 4 de marzo en el Foro al Aire libre de la Cineteca Nacional y estuvo acompañado por una mesa de análisis en el programa de Periodistas de a Pie en Rompeviento TV, que se transmitió el 9 de marzo.

En ese conversatorio, dos madres de mujeres jóvenes desaparecidas, dos fotoperiodistas participantes y una socióloga hablaron de la importancia de las redes de apoyo, del miedo de buscar y el terror de no encontrar a sus seres queridos.

Estos son fragmentos de la conversación en Periodistas de a Pie por Rompeviento TV.


¿Por qué es importante contar estas historias? ¿Cómo se tomó la decisión de hacerlo?


MÓNICA GONZÁLEZ, editora de imagen de Pie de Página
: Empezamos hace un año a planificar este trabajo. Ubicábamos dos grandes rupturas, la primera fue el Movimiento por la Paz y las caravanas 2011, donde estas historias salieron a la luz, y la segunda fue la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, cuando los colectivos salieron a las calles. Entonces, muchas de las familias nos decían que ya se ha había avanzado todo lo posible en la colaboración con las autoridades para las búsquedas. Habían llegado a un muro con todo el aparato estatal y no se podía avanzar, y efectivamente, del otro lado de esta pared estaban los restos de los familiares, las fosas.

PROMETEO LUCERO, fotoperiodista y realizador: Yo llevaba siguiendo a los familiares de desaparecidos y sus búsquedas desde 2011. En la época de Calderón había muy poco entendimiento del problema, de su magnitud, el discurso apuntaba a que todos los desaparecidos, los jóvenes asesinados eran lo que llamaron “daños colaterales”. Todavía no se entiende la magnitud, es uno de los más grandes retos que tenemos.

Cuando se empezó a poner atención a las familias, después de 2012, mediáticamente fueron tratadas como víctimas pero lo cierto es que fueron ellas las que empezaron a desarrollar métodos y sistemas de investigación como resistencia ante la falta de respuestas del gobierno y creímos que eso era realmente lo más importante de contar, no solo el dolor, sino cómo han adquirido el conocimiento y lo han compartido con más familiares para enfrentar lo mismo.

 Ahora vemos a los familiares en cursos sobre cómo reconocer huesos humanos, sobre formas de desapariciones o tipos de terreno, ¿Qué nos dice eso de un país?


CAROLINA ROBLEDO, coordinadora del Grupo de Investigación en Antropología Social y Forense del CIESAS
: Nos habla de un país que vive en un régimen de terror y estamos empezando a ver la puntita del iceberg.

Lamentablemente la academia ha sido muy lenta, el proceso para salir al campo y hacer este acompañamiento es incipiente. Nosotros reclutamos jóvenes arqueólogos, antropólogos, abogados y tienen mucho miedo de enfrentarse a este terror. Tenemos las metodologías, la infraestructura y la tecnología necesaria en este país para hacer frente a las exhumaciones con el rigor metodológico pero todavía no logramos constituir a esta sociedad civil organizada con la academia que para realizar todo este trabajo que tenemos por delante. Nosotros lo hicimos respondiendo a la urgencia de las familias y no tenemos todas las herramientas que quisiéramos tener porque esto requiere capacitación, experiencia y esto nos agarró de sorpresa. Fue una tormenta que pudimos haber visto venir pero nos quedamos como lentos, observando nada más.

En estos grupos de buscadores, las familias ya no sólo buscan a sus desaparecidos, sino a los desaparecidos de otros. ¿Cómo ha sido este proceso?

SILVIA ORTIZ, integrante del Grupo Vida Laguna: Cuando desapareció mi hija yo me escapaba de la casa, de mi familia y me iba sola a buscar, a caminar como loca, la desesperación me llevó a eso. Pasaron muchos años para entender que sola no podía hacerlo, necesitaba gente. Y cuando pasó lo de Ayotzinapa y Los Otros Desaparecidos de Iguala, ya existía Grupo Vida y yo propuse que hiciéramos búsquedas. Empezamos con 10 varillas, dos palas jardineras, muy experta según yo. No sabíamos nada. Fue hasta la segunda búsqueda que encontramos los restos de una chica de un mes y medio de desaparecida, todavía quedaba algo de ella.

Fue entregada y los hijos me dieron las gracias. Fue cuando dijimos: esto se tiene que hacer, aunque duele. Lo hemos estado haciendo por dos años ya y hemos encontrado demasiado. Patrocinio es una área enorme que no hemos terminado, hemos trabajado ahí dos años y medio y siguen saliendo restos porque ahí no son osamentas, no son cuerpos, son pequeños fragmentos calcinados.

GRACIELA PÉREZ, integrante de Ciencia Forense Ciudadana: Mi búsqueda fue muy similar a la de Silvia. Nosotros no comenzamos queriendo buscar ni mucho menos encontrar esto.

El amor por ellos te hace aprender, ser fuerte, a buscar los medios y formas y aliados que necesitas. Cuando entras a la procuraduría en Tamaulipas no ves a las familias buscando, solo están los expedientes en alteros y yo no podía dejar mi expediente ahí. Me di cuenta que no tenía nada que hacer ahí, que esta parte de investigación y de justicia lo tenían que hacer ellos, pero que no iban a buscar a mi hija.

Sin querer buscar fosas clandestinas, ahí fue donde nos llevó la investigación. Nos encontramos con personas liberadas (de secuestros) y nos enteramos poco a poco lo que hacen los criminales con las personas; que ahí donde algunos fueron liberados también hay fosas clandestinas, tambos incineradores. Y no sabes qué vas a buscar porque al final tú estás buscando vivos, pero te topas de frente con la evidencia que prueba los rumores y comienza una búsqueda que no puedes parar.

¿Cuál es el aprendizaje que nos puede dejar de este proceso?

SILVIA ORTIZ: Hay que caminar, agarrar de la mano a los que no lo hacen, que en este caso es la autoridad. Y hay que enseñarlos a trabajar: esto es lo que hay, esto es lo que tienes que hacer, no solo es ir y encontrar, ahora es revisar que el proceso de la recuperación de los restos siga el debido proceso y después que pase al área forense y verificar que salgan esos resultados.

¿Qué sigue? Hablábamos de que empezamos con dolor y nos hicimos buscadores, al rato voy a ser química yo creo, porque se están llenando las fosas y los semefos. Hay una cantidad increíble de restos y faltan las identificaciones ahora, necesitamos más personas trabajando en esto.

Las familias necesitan paz. Yo tengo una pena muy grande. El eslogan del grupo es: Vivos se los llevaron, vivos los queremos. Yo no lo digo… no puedo decirlo, porque me estoy encontrando demasiado (con las búsquedas de fosas). Con esto no quiero decir que todos estén muertos, pero es probable que una mayoría sí. Lo estamos viendo.

GRACIELA PÉREZ: Al final te creas una especie de comunidad ciudadana en la que las mismas familias que en Tamaulipas no pueden salir, hacen contacto en voz baja y van señalando puntos (donde hay fosas). En eso nos convertimos, en buscadores prospectivos. Al final de cuentas vamos encontrando, pero la parte legal es necesaria, el ministerio público tiene que dar fe de ese hallazgo para que se pueda integrar a una carpeta de expediente y tenga validez la evidencia y que sirva para comparar e identificar los restos con las bases de datos.

En cuatro años de trabajo, las historias de negligencia se apilan, no hay resultados y es ahí donde se van definiendo las necesidades. Te encuentras aliados y organizaciones que tratan de llenar este vacío.

Tamaulipas ha sido muy difícil para encontrarnos con las familias, para hacer búsquedas… que se atrevan a ir. Tomó dos años para que las personas perdieran el miedo a hablar sobre lugares de fosas.

Mucha gente nos pregunta: ¿Cómo se puede ayudar?


SILVIA ORTIZ
: La mejor manera de ayudarnos es estar unidos como personas como ciudadanos. Porque una de las cosas que no nos ayudó a nosotros es que se quedaron callados. Ahora, muchas veces son los ciudadanos los que me hablan para decirme que en tal lugar ellos vieron, escucharon, saben. Y esto me ha ayudado a encontrar estos pedacitos de cielo. Poner una denuncia nos puede ayudar. Señalar. No tener miedo.

CAROLINA ROBLEDO: Desde el punto de la academia hay todo por hacer. Los académicos necesitan salir de sus cubículos, estar con las familias. Tenemos enfrente el reto de identificar todos estos restos acumulados en los laboratorios. En Guatemala las familias también buscaron y fueron jóvenes estudiantes de licenciatura los que salieron a exhumar, no tenían ni siquiera título pero si la voluntad de hacerlo. Podemos hacerlo en México. Necesitamos jóvenes de antropología, arqueología, químicos que salgan voluntarios a hacer este trabajo. Ahorita el colectivo Solecito en Veracruz está haciendo una exhumación muy grande y nos comentaban que habían tenido que pagar a gente para que excavara. Cómo es posible que los ciudadanos no lo hagan voluntariamente. Donen una pala, un pico.

Tenemos que ir construyendo esta comunidad de ciudadanos porque a todos nos corresponde interesarnos por los desaparecidos, no solo a las familias, porque en México todos podemos desaparecer.

PROMETEO LUCERO: Desde el periodismo debemos ser un puente entre las personas, entre las que están buscando y las que les acaban de suceder las desapariciones y entre las familias de víctimas y la sociedad. Además es nuestra responsabilidad ir nombrando a los responsables con nombre y apellido. Nombrar la impunidad. Se va a seguir repitiendo mientras no haya responsables sancionados.

GRACIELA PÉREZ: Estos programas, estos periodistas, estos académicos que están haciendo visible la situación que miles de familias estamos viviendo… es un buen comienzo. Creo que tenemos que seguir así y encontrar la forma de apoyarnos, porque cuando empiezas a hacer esto como parte de un colectivo dejas atrás tu caso para unirte al resto. Pero estoy segura que buscando a otros es muy probable que encuentre a los míos y si pensamos de esa manera, podemos ayudar a las familias, incluso a las que no les ha ocurrido. Porque para eso nos estamos capacitando, para eso tomamos muestras de ADN, para eso estamos hablando de estas historias: para que a otros no les suceda.

MÓNICA GONZÁLEZ: Cuando entrevisté la primera vez a Silvia me dijo que el silencio les hizo mucho daño, la falta de acompañamiento. Y nosotras insistimos todo el tiempo que hay que estar ahí, hay que estar y acompañar en paralelo. En la red insistimos en cuidarnos y apoyarnos para hacer estos proyectos y no detenernos porque ese muro ya lo rompieron la primera vez, ellas solas. Y los periodistas no podemos quedarnos en nuestras casas y redacciones.

Si quieres ver el programa completo puedes hacerlo en este link: http://bit.ly/2oRwr8D

Consulta en Pie de Página el especial #Buscadores: http://piedepagina.mx/buscadores/index.php

“La libertad del diablo” y “Guerrero”. Documentales que retratan las violencias y sus huellas en México

Publicado: 06.04.2017

¡Ya puedes ver un nuevo programa de Periodistas de a Pie!

En lo que va de esta década se han registrado en México más de 100 mil asesinatos y, por lo menos, 30 mil desapariciones, muchas de ellas forzadas. ¿La violencia representa una distorsión de nuestra normalidad o se ha convertido en ella?

En esta emisión, Daniela Pastrana presenta entrevistas a los cineastas Everardo González y Ludovik, quienes retrataron en sus documentales “La libertad del diablo” y “Guerrero”, presentados en el festival de cine documental Ambulante, la violencia, la muerte, el miedo y los conflictos que atraviesa nuestro país.

Editorial: Nos sigue seguir siendo

Foto tomada de redes sociales

“Si se calla el cantor, calla la vida”

Horacio Guarany

Jade Ramírez Cuevas V.
@jadercv

Terminaron las movilizaciones escalonadas y protestas donde periodistas atendieron una convocatoria a que la indignación, por el asesinato de Miroslava Breach Valducea, más los acumulados en Tierra Caliente y Orizaba en el fatídico marzo 2017, no nos durara solo un fin de semana.

El tono, la creatividad, el grito y la originalidad como solidaridad de otras causas afines al periodismo y la libertad de expresión, fueron cambiantes, sensibles a la magia de cada grupo. Y sin proponérnoslo, los últimos estados en salir fueron Guerrero y Veracruz, líderes en violencia contra reporteros y trabajadores de los medios. Un cierre para recordarnos que pese al dolor, que pese a la sangre, que pese a quién le pese, seguimos ahí.

Claro, el miedo a ser reprimidos durante las manifestaciones estuvo presente: más de ocho patrullas de la Policía Federal vigilaron la protesta de reporteros afuera del hotel Parador Marqués en la autopista del Sol en Chilpancingo, y en Veracruz, determinaron solo estar en la Plaza Regina Martínez sin moverse, porque la orden de la Secretaría de Seguridad Pública es disuadir cualquier protesta a cualquier costo.

¿Ahora qué sigue? es lo que muchos se preguntan ante el omiso silencio de las autoridades a quienes por mandato les competen los asesinatos y agresiones contra periodistas.

Sigue, como ya se redactó hace unos meses en un espacio similar, ejercer el derecho a seguir siendo. A mantenerse como periodista con prácticas éticas y autocuidados, con indignación y rabia suficiente, pero también con articulaciones que alcancen a dilucidar por qué Miroslava, por qué así, qué información ha quedado suspendida, cuántas denuncias ciudadanas no serán reveladas y cuántos periodistas, incluso, se mantendrán en silencio un buen tiempo.

Sobre todo, reportear cómo el Estado mexicano es el único responsable de que sigan perpetrándose crímenes y acciones violentas contra la libertad de expresión que acuchillan la democracia.

Eventualmente la empresa –La Jornada- cubrirá el puesto que Miroslava tenía como corresponsal, pero el abordaje y tratamiento de los temas, sin duda, no será el mismo, no. El estilo periodístico de una trayectoria como la de ella, se forja en base a un aprendizaje personal, por lo que el vacío de una voz silenciada así, no se repara tan fácilmente.

Una comitiva que visitó Chihuahua en recientes días, conformó la Misión de Observación alrededor del caso. Entre conocer la posición de las autoridades locales, otras opiniones de reporteros y directivos de medios, así como la visión de organizaciones civiles, se tiene por delante una serie de hilos por jalar y tejer para comprender por qué en 2017, a pesar de un nuevo gobierno en Chihuahua, y tras ser ejemplo de docenas de intervenciones gubernamentales a manera de laboratorio para reducir la violencia en el país, se volvió a matar a una periodista.

De fondo, nada ha cambiado. Se reacomodaron cabecillas del crimen organizado –detonadas por la extradición El Chapo Guzmán-, pero la colusión de autoridades con los cárteles sigue intacta. El cierre de medios impresos y digitales no es casualidad, o no se debe solo a una deuda heredada del gobierno de César Duarte a Javier Corral, se trata como ya se ha señalado anteriormente en este espacio, de convenios y negocios a partir de publicidad oficial, instrumento regulador de información que termina modulando la libertad de expresión.

De la sorpresa e indignación al miedo, en medio va la sensación de seguir perdiendo. De tener que replegarse, de recibir del viento estridencia o peor aún solo silencio.

Temporalmente así será, pero en la Red de Periodistas de a Pie, intentaremos producir hasta reverberar el respetadísimo trabajo de periodistas de Chihuahua que nos ayudaron a entender lo que acontece en la Sierra Tarahumara, de cómo rarámuris defienden su territorio contra la tala clandestina, aeropuertos y gasoductos; de los gastos excesivos del ex gobernador, de los viajes relámpago que hizo a Nayarit o la desaparición de corporaciones policíacas enteras en municipios conurbados; de fosas, del secuestro, la esclavitud de migrantes y deportados, del etcétera que nos hizo estremecernos.

“Debe el canto ser luz sobre los campos, iluminando siempre a los de abajo”, escribió Horacio Guarany pensando no solo en los cantores, sino en la metáfora en que se han convertido las periodistas y los reporteros en el México doliente.

Y volverán a ser luz. Mientras, aún en su silencio forzado, no cesaremos en exigir justicia aunque haya que explicarles con palitos y manzanas, aunque debamos enfocar la reportería en un crimen que mató de varias formas al periodismo en Chihuahua.

Misión de Observación en Chihuahua documenta el clima de agresiones en el estado

Personas defensoras de derechos humanos de la región y Misión de Observación exigen al gobierno federal cumpla con su obligación y atienda la inseguridad que se vive en Chihuahua

Ante la urgencia por el feminicidio de la periodista Mirosalva Breach y los asesinatos de los defensores ambientales Juan Ontiveros e Isidro Baldenegro y el periodista Adrián Rodríguez en un periodo de cuatro meses en Chihuahua; y en el contexto de los homicidios de Cecilio Pineda y Ricardo Monlui, y los atentados contra Armando Arrieta y Julio Omar Gómez, las organizaciones, ARTICLE 19 México, Comunicación e Información de la Mujer, A.C. (CIMAC), Periodistas de a Pie y Centro de Investigación y Capacitación Propuesta Cívica A.C., en coordinación con periodistas y organizaciones locales, realizamos una Misión de Observación a la ciudad de Chihuahua los días 30 y 31 de marzo de 2017.

Los objetivos fueron documentar la situación que priva en ese estado tras el feminicidio de Miroslava Breach y los posibles focos de riesgo para periodistas en el estado; dar seguimiento puntual al proceso de implementación de la Alerta Temprana para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, y al tema de protección para los trabajadores de los medios; y comenzar un proceso de articulación para dar seguimiento a la exigencia y búsqueda de justicia en el caso de Miroslava Breach.

En el marco de esta Misión, las organizaciones presentes llevamos a cabo entrevistas con periodistas y personas defensoras de derechos humanos para documentar la trayectoria y la cobertura periodística de la corresponsal de La Jornada, así como de los sucesos ocurridos el día de su asesinato y en los días subsecuentes en relación a la actuación de las autoridades estatales y federales.

Asimismo, se tuvo reuniones con organizaciones locales de derechos humanos y periodistas para hablar del proceso y desarrollo de la Alerta Temprana y comenzar un proceso de articulación para apoyar en el fortalecimiento, implementación y efectivo funcionamiento de las medidas y acuerdos establecidos.

Finalmente, nos reunimos con autoridades del gobierno del Estado de Chihuahua para dar continuidad a los compromisos de las autoridades del estado con respecto a la Alerta Temprana y la protección de las y los periodistas. Además de iniciar un diálogo y un proceso de exigencias en relación a la investigación del feminicidio de Miroslava Breach.

Recordamos a las autoridades federales que la seguridad de las y los periodistas y el proceso de búsqueda de justicia por el caso de Miroslava Breach es una responsabilidad tanto de autoridades estatales como federales, por lo que las organizaciones que integramos esta Misión exigimos a las autoridades del Gobierno Federal lleven a cabo las acciones necesarias en plena coordinación y corresponsabilidad con el Gobierno de Chihuahua para dar seguimiento a la Alerta Chihuahua, reforzar la protección de periodistas y personas defensoras de derechos humanos en el estado y garantizar un proceso de justicia pronto, expedito, con perspectiva de género y en apego a los estándares internacionales.

ARTICLE 19 México, Comunicación e Información de la Mujer, A.C. (CIMAC), Periodistas de a Pie y Centro de Investigación y Capacitación Propuesta Cívica continuaremos un proceso de acompañamiento y observación en el proceso de fortalecimiento de la seguridad para periodistas en el marco de la Alerta Chihuahua y de la búsqueda de justicia en el caso de la periodista Miroslava Breach.

Inflación o porqué tu salario ya no rinde

Publicado: 30.03.2017

¡Ya puedes ver un nuevo programa de Periodistas de a Pie!

¿Por qué cada vez nos alcanza menos el salario? ¿Qué es la inflación y cómo se mide? ¿Cómo nos afecta en la vida diaria?

En esta emisión, Verónica García de León presenta un análisis sobre los factores que han generado el cambio en el precio de varios productos y servicios, como en el transporte, la luz, el agua, entre otros. Asimismo, analiza cuál es el panorama respecto a la inflación para lo que resta del año.

Editorial: La historia repetida, el silencio y la omisión

Foto: Rompeviento TV 

Alberto Nájar
@anajarnajar

La convocatoria es a una protesta y caminata que sale del Ángel de la Independencia en la Ciudad de México.

Una sensación de revivir el episodio se mueve entre las escalinatas del icónico monumento.

Los carteles traen las mismas leyendas, el grito central de la marcha se repite, son las mismas personas que lo entonan. Hasta los inclementes rayos del sol parecen los mismos.

Hace siete años, un sábado caluroso también, de ese mismo lugar partió una marcha de periodistas para protestar contra los asesinatos y amenazas a compañeros en casi todo el país.

Esa vez el detonante fue la violencia imparable que lo mismo silenció medios en la frontera norte que desapareció a reporteros en Veracruz, o Guerrero.

Ahora la convocatoria fue por el asesinato de Miroslava Breach, corresponsal del diario La Jornada y colaboradora de El Norte de Chihuahua y El Norte Digital.

Y también por la muerte de otros dos colegas, Cecilio Pineda Brito en Guerrero, y el columnista Ricardo Monlui Cabrera en Veracruz.

Los tres crímenes ocurrieron en marzo, que ha resultado uno de los más violentos para los periodistas mexicanos. El día 29, por ejemplo, fue herido gravemente Armando Arrieta, jefe de redacción del diario La Opinión de Poza Rica, Veracruz.

Por eso la sensación de revivir el pasado en la marcha del 25 de marzo. “Otra vez en las calles”, fue el saludo de varios colegas. Y sí, de nuevo a la protesta, porque en siete años parece que nada ha cambiado en México. O quizá sí, para peor.

Tras las primeras movilizaciones el gobierno de entonces se vio obligado a crear instituciones para atender la violencia y, en el papel al menos, proteger a periodistas.

Nacieron la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión, y el Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas.

Largos nombres para el trabajo tan corto que llevan a cabo. Lo dicen las cifras: según Artículo 19 el 99.75% de las agresiones a periodistas están impunes.

Las medidas de protección del Mecanismo no son suficientes, se aplican discrecionalmente o la burocracia consume tiempo valioso que cuesta vidas.

Ocurrió en el caso de Cecilio y de Miroslava, quien denunció amenazas ante el organismo y no fue escuchada.

La Fiscalía y el Mecanismo sólo han servido para bajar la presión internacional al gobierno mexicano.

En foros y organismos internacionales México presume carpetas con las leyes, protocolos y presupuestos para “proteger” la vida de los periodistas, algo que en círculos diplomáticos suele funcionar muy bien.

Pero en las calles la realidad es otra. Y no sólo por la violencia que no cesa sino por dos elementos más que, en el déjà vu de estos días, reaparecen con la contundencia oculta de los últimos años:

El silencio del gobierno de Enrique Peña Nieto. Y la ausencia grosera de los dueños de medios de comunicación.

Nada han dicho las autoridades de este marzo negro para el periodismo. Ningún directivo de periódicos, televisoras o estaciones de radio del país (excepto de La Jornada y el Noroeste de Sinaloa) se han tomado la molestia de ser solidarios con sus compañeros.

Es la raíz del problema, una de las causas de la impunidad en la violencia a periodistas. Como ocurre en muchos problemas del país, el de las agresiones al gremio se mira desde el poder como una discusión de élites.

Para el gobierno anterior le fue suficiente crear protocolos y organismos de papel para atender el problema. Y desde el primer día la administración de Peña Nieto quiso borrar del discurso el tema de la violencia, sin éxito excepto en el caso de los periodistas.

¿Cuál es el común denominador? Pactos de autoridades con empresarios de medios. En el primer caso aplaudieron; en el segundo acataron. El resultado es el mismo. Soledad para los reporteros.

Y silencio para escalar la protesta, que se queda entonces en las calles o en redes sociales.

En ese escenario fue la protesta del 25 de marzo. El mismo de hace siete años. Aquel día la jornada terminó en sobremesas para discutir los siguientes pasos. Ahora, casi al terminar la marcha, la tarde se nubló y empezó a llover.

El lugar común diría que es un presagio. ¿Será?

¿Tenemos algo que decir? Pronunciamiento #NoSeMataLaVerdadMatandoPeriodistas

MOVILIZACIÓN ESCALONADA DE PROTESTAS

JUSTICIAPARAMIROSLAVA

En los 4 años de gobierno que lleva Enrique Peña Nieto como presidente, el número de periodistas asesinados y los desaparecidos que siguen sin respuesta, sumados a los ataques por día a los trabajadores de los medios -uno cada 22 horas-, describe en dígitos el clima de represión y violencia bajo la que ejercemos los periodistas, eso sin escudriñar las condiciones laborales que van de malas a deplorables.

103 periodistas asesinados en los recientes tres sexenios, 3 nada más en marzo de 2017. Ningún indicio de los desaparecidos. ¿Hay necesidad de repetir la cifra o explicarla de otra manera para que en la sociedad se entienda la barbarie en la que México se encuentra?

No somos personajes de una clase especial, no exigimos un trato privilegiado, sólo las garantías constitucionales para poder seguir haciendo periodismo y ejercer la libertad de expresión, sin que nuestra integridad física, psicológica y emocional se vea abatida por violencia revanchista, porque incomoda lo que narramos, porque al poder (fáctico y constitucional) no le conviene que se sepa la verdad.

La Secretaría de Gobernación podrá mantener el monstruo o elefante blanco llamado Mecanismo de Protección, pero quien nos debe cuentas claras y efectividad en su mandato, es principalmente la Fiscalía Especializada de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión de la PGR. En 6 años hay un acumulado de 900 averiguaciones previas abiertas por delitos contra periodistas, solo 2 han culminado en condenas; el 99.5% de los casos no ha recibido justicia… eso que en este país se ha vuelto una metáfora de vacío.

Basta de disuadir a los compañeros que acuden al Ministerio Público a interponer una denuncia, basta de perder expedientes, basta de opacidad, basta de criminalizarnos, basta de evadir la facultad que tiene la FEADLE para atraer las investigaciones y explorar la línea de la labor periodística como motivo de un asesinato, desaparición y agresión. Basta de regatear medidas de protección. Basta de imponer medidas irracionales para una labor compleja como lo es reportear. Basta de mantener funcionarios de primer, segundo y tercer nivel responsables de procesar inadecuadamente la protección a quienes se acogen al Mecanismo como última opción. Basta de poner peros burocráticos cuando la reglamentación de la Ley de Protección ordena el principio pro persona, el de la protección más amplia y acorde a la realidad de cada persona en riesgo bajo los más estrictos estándares internacionales.

El asesinato de Miroslava Breach Valducea, es una puñalada estratégica por el ejemplar periodismo que ejercía, por su perfil, porque reporteaba violaciones a los derechos humanos, porque reveló alianzas maliciosas que engendran un sistema político corrompido por la delincuencia organizada, porque hacía eco de la voz de los no escuchados, porque siendo francos el chayo no era lo suyo. No hay unos crímenes contra periodistas que nos duelen más que otros, simplemente entendemos el mensaje: incomodar con lo que publicamos apegados a principios éticos, tiene consecuencias mortales.

No se salva Javier Corral, no se salva Miguel Ángel Osorio Chong, no se salva Enrique Peña Nieto ni los treinta tantos funcionarios de la Subsecretaría de Derechos Humanos que cobran a cuenta del Mecanismo, o los 3 ministerios públicos federales asignados a los casos de la FEADLE, mucho menos los diputados y senadores… ya no queremos iniciativas, queremos que inicien sanciones administrativas y penales contra quienes obstaculizan la debida protección y el acceso a la justicia.

Estaremos saliendo a las calles, no quitamos el dedo del renglón, pero ya no queremos salir a gritar el nombre de nadie más.

#JusticiaParaMiroslava

#NiUnPeriodistaMás

#NoSeMataLaVerdadMatandoPeriodistas

#AlMatarUnPeriodistaSeAcuchillaLaDemocracia

Calendario:

Lunes 03: Guerrero
Martes 04: Veracruz

Manifestaciones en Jalisco y Morelos, 26 y 27 de marzo respectivamente.

Movilizaciones en Oaxaca y Puebla, 28 y 29 de marzo.

Movilizaciones en Sinaloa y Chiapas, 30 y 31 de marzo.

Movilizaciones en Chihuahua y Guanajuato, 1 y 2 de abril.

Conversatorio «Los periodistas decimos: No es normal desaparecer»

El próximo lunes 27 de marzo se realizará el Conversatorio «Los periodistas decimos: No es normal desaparecer» donde participarán Daniela Pastrana y Mónica González de la Red de Periodistas de a Pie

Como parte del evento se presentará la serie documental #Buscadores. En un país de desaparecidos

Será en la Sala Fernando Benítez de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM a las 13 hrs.

No dejes de asistir.