Periodistas de a Pie :: La lupa en el discurso público y el detector de mentiras encendido.

Laura Zommer, quien en unos días dará un taller de verificación del discurso público promovido por la Fundación Gabriel García Márquez, lo dice mucho: el trabajo que hacen en chequeado.com tiene como meta “elevar el costo de la mentira” al comprobar si, lo que se dice por parte de “políticos, economistas, empresarios, personas públicas, medios de comunicación y otras instituciones formadoras de opinión”, es cierto o no.

Publicado: 11.07.2016

Ernesto Aroche Aguilar
@earoche

Laura Zommer, quien en unos días dará un taller de verificación del discurso público promovido por la Fundación Gabriel García Márquez, lo dice mucho: el trabajo que hacen en chequeado.com tiene como meta “elevar el costo de la mentira” al comprobar si, lo que se dice por parte de “políticos, economistas, empresarios, personas públicas, medios de comunicación y otras instituciones formadoras de opinión”, es cierto o no.

Chequeado.com con base en una metodología pública, revisa la fuente de la que parte la afirmación, contrastan con otras fuentes y contextualizan para después calificar la frase y publicar el resultado. Se trata de una práctica periodística que, tendría que ser usual en el trabajo diario: la verificación de datos y hechos, pero se ha vuelto una actividad especializada en pequeños equipos de trabajo que no necesariamente están en los medios de comunicación, al menos no en los tradicionales.

De hecho, chequeado.com es la ventana digital más visible de La Voz Pública, la organización no gubernamental y no lucrativa que promueve además “el acceso a la información y a la apertura de datos para que circule mejor información en el debate público”, pues en la medida en la que los ciudadanos tengan mejor información, podrán tomar mejores decisiones.

También en la medida en que los políticos y aquellos que contribuyen a formar opinión se sepan revisados en sus palabras tendrán más cuidado en su discurso, o al menos esa es la apuesta.

Esta vigilancia del poder y de su discurso vive un boom en América Latina a partir del 2010, cuando un trio de profesionistas retomando la experiencia estadunidense –en el vecino país del norte la verificación del discurso público comenzó a realizarse con una metodología formal y pública en 2003, y en 2009 logró su primer Pultizer–, llevaron el modelo a Argentina y lanzaron chequeado.com.

Actualmente hay al menos una docena de equipos y proyectos de fact check, casi todos ellos vinculados a sitios de noticias digitales, pues acuerdo con Alexios Mantzarlis, encargado de la red internacional de fact checking en el Instituto Poynter, al menos el 80 por ciento del fact check que se hace en el mundo tiene al internet como su plataforma natural.

Y agrega Mantzarlis “el bajo costo de la distribución en línea, la creciente disponibilidad de datos abiertos y la creciente desconfianza en los medios convencionales ha significado que muchos proyectos de comprobación se haya originado lejos del periodismo tradicional”.

Y México es un ejemplo de ello. El Sabueso el único espacio de verificación del discurso público entre medios que se editan en la Ciudad de México y nació al interior del portal animalpolítico.com. Precisamente un análisis realizado por la organización artículo 19 a las portadas de seis diarios impresos editados también en la ciudad de México (y con aspiraciones nacionales) en el lapso del 1 de diciembre de 2012 al 30 de noviembre del 2013, justo al inicio del sexenio de Enrique Peña Nieto, entre sus conclusiones señala que el 54.2% del espacio clasificable la información publicada “se basa en dichos”.

Aunque claro, hay diferencias entre medios: El Sol de México dedicó 71% de sus portadas a “dichos” y apenas 13% a “hechos”; en el extremo opuesto Reforma dedicó 64% de sus portadas a “hechos” y 31% a “dichos”.

Pero más allá de sus diferencias entre las empresas, lo cierto es que en el periodismo mexicano (y seguro que la proporción se puede extrapolar a otras naciones latinoamericanas) los “dichos” tienen un gran peso, y si bien también se publican “hechos” poco o nada se está haciendo para verificar si los “dichos” son ciertos o no.

Pero nos hemos desviado un poco. Estás son algunas de las iniciativas latinoamericanas de medios y equipos de verificación del discurso público en América Latina:

  • Detector de mentiras de La Silla Vacía, Colombia.
  • Truco de Agencia Pública, Brasil.
  • Preto no Branco de O Globo, Brasil
  • Agencia Lupa, Brasil
  • Verdadero o Falso, El Observador, Uruguay
  • Politígrafo de El Faro, El Salvador (detenido)
  • El Sabueso Verificador de Animal Político, México
  • Ojo Biónico de Ojo Público, Perú.
  • Efecto Cocuyo en Venezuela
  • La Casaquera de nomada.com, Guatemala
  • Con Pruebas, Plaza Pública, Guatemala.

De la lista, resalta que la verificación del discurso público ha entrado con más fuerza en las redacciones de medios identificados por su periodismo de investigación como una de sus herramientas principales, incluso, algunos de esos sitios formaron parte de la red de investigación de los Panamá Papers.

Desde luego las organizaciones de la sociedad civil aportan sus análisis al chequeo al trabajar con la metodología de la verificación de hechos con sus propias particularidades, algunas netamente periodísticas y otras no tanto:

  • Del dicho al hecho, Chile.
  • Uycheck, Uruguay.
  • Chequeado, Argentina.
  • ColombiaCheck, Colombia (proyecto de Consejo de Redacción)

Y a pesar del poco tiempo que tiene practicándose la verificación del discurso como herramienta del periodismo, ésta ha logrado impactar en el discurso público, de alguna manera.

Chequeado en Argentina y Lupa Pública en Brasil se han metido ya en el discurso público y mediático. Y varios ejemplos dan cuenta de ello.

Christina Tardáguila, directora de Lupa Pública, contó durante su participación en el Encuentro de Verificadores Latinoamericanos Latam Chequeado, que se llevó a cabo a principios de junio en Buenos Aires, su experiencia en el seguimiento al juicio político a la presidente Dilma Rousseff en Brasil.

En Lupa Pública decidieron revisar los antecedentes judiciales de los 513 diputados y 80 senadores que votaron el inicio de un juicio político contra Dilma Rousseff, y encontraron que 299 tenían algún tipo de proceso jurídico, y 76 estaban involucrados en condenas. Con esa información durante el proceso de votación tuitearon la información conforme los diputados con antecedentes tomaban el micrófono para hacer público su voto. Esto fue utilizado por los legisladores que votaron en contra del juicio político para cuestionar a sus homólogos su incongruencia. No cambió sin duda, el sentido del voto, pero evidenció públicamente las contradicciones de los legisladores. Es decir, Lupa logró meter a la discusión política su verificación de datos.

En el mismo encuentro internacional, se mostraron los resultados del análisis del impacto en medios y cómo han logrado, especialmente en coyunturas políticas, ser citados por espacios periodísticos porque su información es retomada por políticos en debates electorales.

Pero es importante aclarar que la verificación del discurso no es la panacea del periodismo, es tan solo una nueva herramienta para incidir en el discurso público con información revisada y contraverificada; es una puesta en práctica del derecho a la información para que la sociedad a su vez, pueda ejercer con mayor plenitud y conciencia, la libertad de expresión.

Y también tiene, llamémoslo así, sus derrotas: los verificadores estadunidenses que una y otra vez han evidenciado y mostrado las mentiras con las que el candidato Donal Trump construye su discurso, no logran que cambie o modifique sus afirmaciones.

Al respecto Alexio Mantzarlis, reconoce que los políticos seguirán mintiendo pese a los verificadores, pero que “el chequeo es un semáforo que desacelera mentiras”.

En el estado de Puebla Lado B ladobe.com.mx, retomó el modelo de verificación del discurso como una herramienta para realizar una cobertura sólida y diferente al informe de Moreno Valle el gobernador en turno; posteriormente verificó el cumplimiento de las promesas de campaña de Gali Fayad quien pidió licencia a su cargo de presidente municipal de Puebla para hacer campaña electoral a la gubernatura, y pese a encontrar a la vuelta de la votación, resultó el gobernador electo.

Y un tuit que recibió el portal poblano Lado B apunta en ese sentido: el pasado 13 de mayo durante el debate entre los candidatos a la gubernatura, el usuario @el_sexy comenzó a cuestionar desde la red virtual, las afirmaciones del abanderado panista y candidato oficial Antonio Gali Fayad sobre el cumplimiento, y retó lo hiciera “ante notario público” sobre sus compromisos de campaña, recordando cuando fue candidato a presidencia municipal de la capital del estado.

El tuitero reclamaba las afirmaciones del aspirante basado en los resultados del chequeo que realizó Lado B y en donde se concluyó que sólo en dos de los 16 compromisos verificados, se pueden calificar como verdaderos, otros dos la calificación fue de verdadero, pero 12 resultaron compromisos engañoso, falsos o no se podrían probar.

Lo que vuelve urgente que en más redacciones y sitios periodísticos, la verificación del discurso se convierta en un procedimiento normalizado, porque sin la verificación de datos basados en el discurso público del candidato Gali Fayad, el tuitero no hubiera tenido una referencia ajena al aparato de gobierno, que le permitiera constatar su cumplimiento.

Es decir, el trabajo periodístico apoyado en la verificación del discurso y su metodología aportó al usuario datos para ejercer una libertad de expresión informada. Y eso, no es poca cosa.

***

Ernesto Aroche Aguilar es periodista. Dirige el portal Lado B en Puebla y forma parte del Consejo Directivo de la Red de Periodistas de a Pie, A.C.

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