Editorial: #10añosDeaPie

El 20 de mayo de 2007, en un restaurante de la colonia Roma, nació la Red de Periodistas de a Pie, una iniciativa a la que nos convocó Marcela Turati para buscar las grietas donde colar los temas que nos parecían importantes y que comúnmente son opacados por la agenda de los políticos y grupos de poder.

Alberto Nájar, Verónica García de León, María Teresa Juárez y Daniela Pastrana

@anajarnajar @vgarciadeleon @tuyteresa @danielapastrana

El 20 de mayo de 2007, en un restaurante de la colonia Roma, nació la Red de Periodistas de a Pie, una iniciativa a la que nos convocó Marcela Turati para buscar las grietas donde colar los temas que nos parecían importantes y que comúnmente son opacados por la agenda de los políticos y grupos de poder.

Ya teníamos meses dándole vueltas a la idea que nos había sembrado en un desayuno María Teresa Ronderos, y que fue reforzada por Javier Darío Restrepo, ambos maestros de la Fundación Nuevo Periodismo y consejeros del incipiente grupo.

A esa reunión fundacional, en la que votamos el nombre, acudimos una veintena de periodistas. En el primer núcleo estaban Marcela Turati, Elia Baltazar, Mago Torres, Thelma Gómez Durán, Verónica García de León, Daniela Rea, Daniela Pastrana y otras colegas que se sumaron al desordenado trabajo durante el primer año; al poco tiempo llegaron María Teresa Juárez y Alberto Nájar, nombrado oficialmente “cuota de género”.

Los survivors, como nos decía Alma Delia Fuentes, en referencia a las maratónicas asambleas iniciales y al esfuerzo extra que implicaba mantener el ritmo de la red, firmamos en mayo de 2010 el acta constitutiva de una organización civil, que era el primer paso para crear algo mucho más grande que un club de amigos.

No sabíamos entonces que la necesidad de buscar un periodismo más profesional, crítico y libre de compromisos nos iba a llevar a convertirnos, primero, en central de emergencias ante las agresiones contra los mensajeros de un país en guerra; luego, en bolsa de trabajo para periodistas y medios en busca de buenos periodistas; y finalmente, en una productora de investigaciones y trabajos colaborativos que han ido imponiendo la agenda de los invisibles: migrantes, desaparecidos, mujeres, campesinos despojados, comunidades desplazadas.

En estos años han ido y venido del grupo nuclear muchos colegas que han sido aliados intermitentes como Pepe Jiménez, Lydiette Carrión y Luis Guillermo Hernández; el grupo de colaboradores se ha extendido a más de 40 reporteros, además del talentoso y joven equipo de Pie de Página. Pero la red se mueve, porque es una red y no una asociación gremial. Y para ser un survivor de la PdP, hay que aguantar los dilemas propios de una organización horizontal y que con pocos, muy pocos recursos, multiplica las acciones.

Es un esfuerzo que logramos, en mucho, porque en 2015 entraron al relevo del grupo fundacional Mónica González, Celia Guerrero y una docena de periodistas de los estados, encabezados por Jade Ramírez Cuevas y Ernesto Aroche, que nos han dado una visión menos egocéntrica del periodismo y del país.

Pero sobre todo, ha sido posible porque la red se necesita. Porque es la casa de muchos. Y porque en este país no podemos darnos por vencidos para hacer el periodismo en el que creemos.

Por eso, a propósito del Día de la Libertad de Prensa y del mes conmemorativo de la red, cuatro fundadores hicimos el ejercicio de intentar explicar lo que fue, ha sido y sigue siendo Periodistas de a Pie.

I.- En el Camino (Alberto):

Mi primera tarea en la Red de Periodistas de a Pie, a la que recién me había integrado, fue mediar en un problema interno con algunas integrantes de la organización. Tal vez por mi pasado sindical –fui secretario general del Sindicato Independiente de Trabajadores de La Jornada-, porque durante varios años fui el único hombre en la Red o tal vez porque nadie más se animó, lo cierto es que una de mis responsabilidades en la Red fue la ayudar a resolver las controversias que surgieran.

La masacre de 72 migrantes en agosto de 2010, en un rancho de San Fernando, Tamaulipas, marcó una nueva etapa. La prestigiada Alma Guillermo Prieto convocó a un grupo de periodistas, escritores, poetas, pintores y músicos a realizar un altar virtual en memoria de las víctimas. De esa iniciativa surgió En el Camino, un periódico mensual que distribuimos en albergues de migrantes en México, y que fue financiado por Open Society Foundations.

Migración es una de las áreas fundamentales de la Red, e incluso gracias al apoyo de la Fundación hace tres años nació un portal especializado en el tema, llamado también En el Camino. La edición del contenido de este espacio es, ahora, mi principal responsabilidad que se encuentra en ruta al perfil que la Red adoptó desde hace dos años: promover la investigación periodística con todas las herramientas y plataformas posibles.

II. Un trabajo para las nuevas generaciones (Verónica)

Cuando me uní al proyecto, mi hija tenía 8 años. Este año cumplió 18 años y está a punto de entrar a la universidad. Estuve desde sus inicios en la planeación de varios talleres que en ese entonces nadie más organizaba. Hoy otros proyectos han emergido para atender una necesidad de capacitación y de periodismo independiente, en un país que en 10 años se ha deteriorado por una mala administración de sus gobernantes, aumento de crímenes de grupos delincuenciales y del propio Estado, y una impunidad y corrupción enquistadas. Eso no ha cambiado. Pero el éxito de un grupo formado y dirigido por periodistas está en la visibilidad y difusión de esa corrupción, de esos crímenes, y de ese deterioro. Es un trabajo que de a poco cambia conciencias. Y es un trabajo que debe continuar, y que nuevas generaciones deben retomar.

En 10 años, la Red pasó de juntas y reuniones en casas y restaurantes a trabajar en una mini oficina-redacción en la colonia Juárez; de solo ofrecer talleres en la ciudad de México, a promover talleres propios y con otras redes que se han aliado al proyecto de PdP en distintos estados del país. Y ahora, además, la red elabora y publica historias propias en un periódico de migración y en un sitio web, y produce un programa de televisión por internet. Personas que fueron fundamentales en la fundación decidieron separarse y han llegado nuevas que son cruciales para continuar el proyecto.

Así ha cambiado la red de Periodistas de a Pie. Que sigan los cambios para mejorar, conservando como hasta ahora los ideales y principios que buscamos desde su fundación, la defensa de las causas sociales siempre desde un periodismo independiente y profesional.

III. Un modelo único (María Teresa)

En 2010, cuando las agresiones a periodistas eran sistemáticas, decidimos constituirnos como organización civil y trabajar con otros periodistas la seguridad y el autocuidado, lo que se convirtió en un vínculo permanente con colectivos locales y regionales. De esas experiencias, aprendimos que la información es más poderosa cuando trabajamos en conjunto.

Desde entonces nuestro objetivo ha sido consolidar este proyecto a través de una plataforma de vínculo permanente entre capacitación, libertad de expresión, fortalecimiento de redes y más recientemente desde la apertura de un medio propio: Pie de Página. En estos años, hemos realizado más de 200 actividades de formación y nos hemos enriquecido con la colaboración y alianza de colegas del interior de la República y otros países.

Este modelo organizativo desarrollado por PdP, bajo la lógica vinculante de capacitación – articulación – producción de investigaciones que generan insumos para varios medios, es único y ha permitido fortalecer las capacidades de periodistas en las regiones, proteger a los colectivos locales, y al mismo tiempo, documentar violaciones a derechos humanos y visibilizar problemas que no están en la agenda mediática.

Desde la coordinación de capacitación, sabemos que es posible la construcción colectiva de saberes y la creación de redes de colaboración. Los procesos de formación tienen la virtud de ser algo más que referentes de actualización: en estos espacios también se han tejido redes solidarias.

Mi paso por la red ha sido determinante en mi vida profesional. He aprendido a mirar y escuchar de otra manera, a pensar en otras posibilidades creativas, a replantear mis aprendizajes acerca del periodismo. También están esas largas horas de charla, risas y encuentros, así como la divergencia de posiciones y miradas sobre la implicación de lo colectivo. Hoy quiero agradecer profundamente a todas las personas que han construido esta gran red de periodistas, a las/los colegas de los estados, quienes diariamente salen a reportear este país, a las fundadoras, a los profesores, a los voluntarios y todas las personas que han confiado en este proyecto.

IV. El periodismo posible (Daniela)

Si algo debo reconocer de esta década de Periodistas de a Pie es su fortaleza ética. Y si algo tengo que agradecerle al extraordinario esfuerzo que nos ha exigido es la posibilidad de hacer el periodismo en el que creo.

Hace 10 años, antes de llegar a la reunión en que elegiríamos el nombre, escribí unos párrafos de lo que visualizábamos que sería la red, “a modo de presentación”. Releo ese texto para esta editorial y pienso que, a pesar de todos los vendavales –internos y externos-, en la red de antes, y la de ahora, sigue siendo vigente cada línea:

(…) Por eso reivindicamos el periodismo de a pie. El de la calle. El preguntón. El que toma el pulso de la gente. El que tiene un punto de vista y no se engaña con la falsa promesa de neutralidad. Porque no se puede ser neutral frente a una guerra y no se puede ser neutral frente al dolor humano. Por eso creemos en el periodismo social. El que detrás de las estadísticas encuentra personas con historias. El que cree que es posible transformar a la sociedad con información. El que mira con ojo crítico y no ha perdido la capacidad de indignarse, pero que al mismo tiempo mantiene la esperanza de que, con el periodismo, se puede cambiar la “normalidad”.

(…) Los ciudadanos tenemos derecho a una información precisa y que ayude a traducir las complejidades de la sociedad. Una información que no banalice nuestras historias, aunque se espante de ellas; que no tenga prejuicios, aunque tome posiciones; que explique la realidad, aunque haya muchas realidades. Una información que nos reconozca con los otros y nos refleje en un espejo multiforme. Ese es el germen con el que nace esta red de “periodistas sociales”. Iremos abriendo brecha, marcando pasos, porque creemos que es posible un periodismo distinto, más profesional, más comprometido, y sobre todo, más humano.

Gracias totales a todos los que nos han acompañado en este camino.

¡Salud!

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