Construyendo desde la violencia
Desde aquella tarde que Gloria Lozano vio a su único hijo rafagueado en un terreno baldío junto a los cuerpos de otros 12 cuerpos jóvenes –entre ellos un papá primerizo abrazado a su bebé, todos víctimas de un comando de sicarios–, ni ella, ni las demás familias de los “mártires de Creel”, volvieron a ser las mismas.