Prácticas narrativas para (re)narrarnos desde la dignidad

Las Prácticas Narrativas tienen que ver con maneras de pensar (epistemología), de sentir (ética) y de hacer (política), que contribuyen para que, personas, grupos y comunidades, podamos narrarnos desde la dignidad.

Facilita:           Andrea Ortega

Modera:          Emilia Bautista

Jueves 29 de julio de 2021

Andrea Ortega

Andrea Ortega es habitante de los territorios feministas. Desde 2003 ha trabajado de manera individual, grupal y colectiva con personas de México, India, España, Colombia y Brasil.

Es licenciada en Psicología (UDLA), maestra en Estudios de las Mujeres y de Género (programa GEMMA erasmus mundus), doctorante en Estudios Críticos de Género (UIA) y experta en prácticas narrativas.

En la actualidad, Andrea arropa su trabajo en el colectivo Prácticas Narrativas, donde realiza acciones conversacionales y pedagógicas. Así, es docente del Diplomado Internacional en Prácticas Narrativas y de la Maestría en Prácticas Narrativas para la Educación y el Trabajo Comunitario.

Andre colabora con narrar y re-narrar las historias de personas, grupos y comunidades, desde la dignidad.

Introducción

Andrea expresa que compartirá algunas maneras de pensar, sentir y hacer, a partir de las prácticas narrativas. Durante la sesión se trabajará en grupos que expresarán sus ideas en plenaria. Al final habrá un espacio para preguntas, comentarios y reflexiones.

Consulta el taller completo aquí:

Presentación

A partir de las preguntas ¿quién soy? ¿A qué me dedico?, Andrea contextualiza qué son las prácticas narrativas y expresa:

“Me formé en Psicología y durante muchos años trabajé con personas en contextos de educación social y comunitaria, y en procesos psicosociales.

En 2010 colaboré en un proyecto que se llamaba Educación Sexual con Arte, en San Miguel Canoa, una comunidad rural urbana en Puebla, donde muchas mujeres con 32 años de edad ya eran abuelas. Algunas de ellas se acercaron al final de los talleres para contarme sus historias, que eran distintas a las de mujeres de lugares urbanos y con acceso a la educación.

Me contaron que sus maridos eran dueños de las tierras y cómo querían quedarse con sus casas, por lo que algunas de ellas ya no querían estar con ellos, pero por la tradición tenían que seguir a su lado.

No sabía muy bien qué responderles ni qué hacer con esas historias. Así, conversé con Alfonso Díaz, a quien le conté lo que me estaba pasando, que me estaban contando historias muy difíciles con las cuales yo no sabía qué hacer. Fue entonces que decidí formarme a través del diplomado internacional del Colectivo de Prácticas Narrativas, y desde el 2011 realizo este trabajo.

En 2013, después de haber concluido el diplomado, estudié una maestría en Estudios de Género y de las Mujeres en el Estado español y desde ese mismo año nombro mi existencia como habitante de los territorios feministas. Volví a México en 2017, desde entonces colaboró con el colectivo en actividades conversacionales y pedagógicas”.

¿Qué son las Prácticas Narrativas?

  • Las Prácticas Narrativas tienen que ver con maneras de pensar (epistemología), de sentir (ética) y de hacer (política), relacionadas con que las personas, grupos y comunidades nos narremos desde la dignidad.
  • Las Prácticas Narrativas se nombran siempre en plural.
  • Lo relativo a la “narrativas” no se refiere al concepto usado desde la literatura (como género literario), tampoco a lo que se entiende desde la Antropología (técnica que permite que una persona responda a una pregunta).

Un poco de historia…

  • Las Prácticas Narrativas se gestaron en las geografías de Nueva Zelanda y Australia en los años 80, por Michael White y David Epston.
  • En su construcción, tienen aportes de la filosofía post-estructuralista, en particular de Michel Foucault, Gilles Deleuze y Jacques Derrida. También tienen elementos de la antropología crítica, el análisis crítico del discurso, las cosmovisiones feministas, la Teoría Queer y las cosmovisiones ancestrales.
  • En términos de lo ancestral, siempre ha sido importante contar nuestra historia a partir de la palabra, reconocer que en la oralidad hacemos sentido y al ponernos en común en círculos de conversación, generamos sentido juntas.
  • El ejercicio de narrarnos es una práctica ancestral que las culturas originarias llevaron a cabo y siguen haciéndolo.
  • Al mismo tiempo es relevante en estos tiempos actuales.

El poder de los relatos

Desde las prácticas narrativas consideramos que:

  • Las historias tienen poder y crean los mundos que habitamos
  • La manera en la cual una persona, un grupo, una comunidad y un territorio narra su historia –o es narrada su historia- tiene efectos en la capacidad de habitar su vida.
  • Si narro mi historia como una mujer víctima de violencia, va a tener efectos concretos en mi vida, en lo qué pienso de mí y también en qué piensa mi contexto acerca de mí. Si narro mi historia diciendo, soy una mujer que ha hecho frente a los efectos de la violencia en su vida, hay una diferencia profunda.

Las historias crean los mundos que habitamos

Al enfrentarnos a una historia, podemos preguntarnos:

  • ¿Qué se narra?
  • ¿Quién lo narra?
  • ¿Cómo se narra?

¿Quién narra?

  • Históricamente las narraciones han sido elaboradas por el hombre blanco, heterosexual, capitalista, del Primer Mundo, de un país colonizador.
  • ¿Quién narra las disciplinas profesionales? ¿Quién dijo que el lenguaje se habla en masculino? ¿Quién hizo las reglas gramaticales? ¿Quién escribió la historia universal? ¿Quién está detrás de las cámaras? ¿Quién hace los guiones de una película? ¿Quién habla tras un micrófono? ¿Quién hace las preguntas?
  • Históricamente ha sido una posición masculina.

¿Qué se narra?

  • Se narra el Mundo (creado por el Hombre) desde una perspectiva masculina, una posición patriarcal.

¿Cómo se narra?

  • Desde una visión masculina y masculinizante que anula e invisibiliza “lo otro” y que socialmente se considera como la visión Universal.
  • La manera en que nos aproximamos al mundo no toma en cuenta todos los cuerpos “otros”, a quienes a través de la historia se les ha quitado la posibilidad de ser sujetos.
  • El cuerpo dominante es el masculino, el sujeto que ha despojado a todos los demás cuerpos de su característica de ser sujetas/sujetos, creadoras/creadores de sus propias historias.
  • Desde las Prácticas Narrativas queremos colaborar en el ejercicio de narrar o re-narrar nuestras historias en clave de dignidad.
  • Se narra o re-narra a partir de otros quiénes, de otros qué o de otros cómo.
  • Las historias crean los mundos que habitamos.
  • La manera en que narro mi historia tiene efectos inmediatos en mi capacidad de habitar mi vida.
  • La mayor parte de lo que está escrito sobre Prácticas Narrativas está en clave de terapia. Sin embargo, desde hace 10 años Andrea y el Colectivo de Prácticas Narrativas, lo han puesto en práctica y colaboran desde otras disciplinas.

La metáfora narrativa: somos las historias que se cuentan > contamos de nosotras

El día de hoy, enfocadas en el trabajo del periodismo y la comunicación, pensemos a partir de las siguientes preguntas:

  • ¿A qué le doy valor o importancia al venir a este taller el día de hoy?
  • Si tuviera una esperanza para mi trabajo periodístico, ¿cuál sería?
  • ¿Qué esperanza tendría para mi trabajo?
  • ¿Qué esperanza tendría para aquellas mujeres que estoy retratando en las historias de las que soy autora?

Somos las historias que se han contado de nosotras.

  • ¿Cómo hemos sido narradas en el patriarcado?
  • ¿Cómo hemos sido representadas?

Desde la Teoría Feminista de las Representaciones, Teresa de Lauretis refiere que a lo largo de la historia las mujeres no hemos sido representadas como mujeres en plural, sino como “La Mujer” en singular, como si solo fuéramos una posibilidad de ser.

La Mujer es la mujer bella, sobre quien se posa la mirada, aquella que es perfecta, con muchas complejidades, que en general no habla y está en silencio.

La Mujer es una representación, que es la imagen con la cual nos retratan, genera una imagen de lo que somos hacia lo público, una imagen para nosotras mismas y también para las audiencias.

Estas son representaciones creadas por el Hombre, que se ha planteado como Universal, una imagen consumida por mujeres, hombres y personas trans.

Al ser representadas por el Hombre se nos quitó la posibilidad de narrar nuestras vidas desde la diversidad de maneras y también de ser sujetos. En la actualidad, ¿qué representaciones existen de las mujeres en los medios de comunicación?

¿Qué otras representaciones de las mujeres han existido en los medios de comunicación, a lo largo de la historia nacional?

Depende del medio, por lo general seguimos siendo representadas para el deseo masculino: exponiendo nuestros cuerpos para su consumo, sin ropa, con traseros grandes y en posiciones corporales muy extrañas.

¿Cómo son las representaciones de los hombres? Con traje y corbata, siempre capaces y siempre fuertes.

La metáfora narrativa y algunos aspectos a tomar en cuenta:

La metáfora narrativa invita a comprender nuestra identidad como si fuera una serie de historias. Hay cuatro aspectos fundamentales para la articulación de esta metáfora:

1.- Una sola historia nunca cuenta la complejidad de la experiencia: somos multi-historiadas. Siempre hay más de una historia que podemos narrar en clave de dignidad y prestando atención a las resistencias.

Queremos contar en clave de resistencia las historias desde los cuerpos de las mujeres para hacer frente a los contextos de violencia que vivimos. ¿Cómo podemos narrar a las mujeres desde nuestras miradas de mujeres?

En la actualidad, en el contexto de violencias extremas que vivimos:

  • ¿Cómo se representan esas violencias?
  • ¿Cómo se representan las violencias hacia las mujeres?

Muchas veces como si sólo fuéramos víctimas y no agentes frente a los contextos que estamos habitando. Rita Segato señala que vivimos en un contexto de Nuevas Formas de Guerra, así estamos en la Guerra Contra las Mujeres.

Segato afirma que hay un grave desconocimiento de la violencia que habitamos en estos territorios, que toman tintes “descarnados” hacia las mujeres. Segato subraya la importancia de reconocer que habitamos en un contexto de nuevas formas de guerra.  

Las Nuevas Formas de Guerra, no se refieren a una guerra declarada oficialmente o desde el Estado, sino a guerras no declaradas que se mueven entre corporativos paraestatales y estatales que se vinculan con la economía de muerte y el necro-capitalismo: con secuestros, feminicidios, desapariciones, despojos territoriales, narco mayoreo y menudeo.

Lo que ha descarnado estos territorios nuestros son las nuevas formas de guerra.El libro Ya no somos las mismas narra las nuevas formas de guerra que vivimos de una manera radicalmente distinta y coloca la atención en las resistencias de las mujeres.

En tiempos de violencias extremas, narrarnos desde la dignidad es un acto político.

El principio de multi-historia muestra que cuando hay un contexto de violencias extremas, siempre hay historias de resistencias.

Es importante narrar las violencias y denunciarlas, pero encontrando todas las formas de resistencias que se llevan a cabo en ese mismo lugar, frente a las violencias que se están habitando. En los casos de feminicidio, vamos a narrarlo y a denunciarlo, pero encontrando resistencias en el proceso.

Narremos cómo la mamá de la mujer asesinada a manos de un hombre se organizó con otras madres en circunstancias similares: qué hacen, cómo se organizan y denuncian, cómo se paran frente al municipio para exigir justicia. Esta es la dimensión de la multi-historia.

  • Cuando hablamos de resistencias, nos referimos a las herramientas, habilidades y maneras de hacer que ponen en práctica quienes han vivido violencia para resistirla y negarla, para decir que no están de acuerdo y para buscar justicia
  • A la par de una historia de violencia siempre hay una historia de resistencias posibles, las cuales podemos narrar. Una sola historia nunca cuenta la complejidad de la experiencia.
  • No sólo somos víctimas de violencia, la enfrentamos de múltiples formas, todos los días.

2.- Nuestras historias están escritas dentro de otras historias

Sabemos que los cuerpos de las mujeres no escriben sus historias en el vacío. Nuestras historias individuales forman parte de otras más amplias y de esta forma abrimos la mirada a contextos más extenso.

¿En qué contextos escribimos nuestras historias? En un contexto global de heteropatriarcado capitalista, a partir de un ejercicio de colonización, con formas de pensar, actuar y sentir impuestas por el capitalismo; en una sociedad machista, clasista y racista, con prácticas extractivistas.[1]

Hay narrativas oprimidas o periféricas que no entran en el discurso dominante, son las historias que no se muestran y no se cuentan.

Preguntémonos:

  • ¿Cómo las prácticas periodísticas juegan el juego del clasismo, del racismo, del machismo y también el juego del extractivismo?
  • ¿Cómo queremos las mujeres leer una noticia acerca de nosotras?
  • ¿Cómo queremos que se hable de nosotras y de nuestros cuerpos?
  • ¿Cómo queremos narrar que nuestras vidas son arrebatadas en manos de hombres en este país?
  • ¿Queremos narrar los cuerpos destazados? ¿Queremos que se narren nuestras vidas desde lo que somos, nuestros sueños, nuestra infancia, desde lo que somos buenas haciendo?
  • ¿Cómo queremos representar-nos?

Tenemos una gran responsabilidad cuando narramos nuestras historias.

En México, de forma reciente se reconocen los Discursos Dominantes, apenas comenzamos a ser conscientes de que somos machistas, clasistas y racistas.

Reconocemos el machismo, pero no sabemos qué hacer, así lo demostró el #MeToo.

Aún no tenemos la capacidad de denunciar ni de hablar entre mujeres y hombres para saber cómo gestionar nuestros dolores. Nosotras tenemos siglos de movimiento y prácticas feministas, ¿ellos?

Los compañeros no tienen la capacidad de hablar entre ellos y posicionarse desde sus cuerpos masculinos, ¿qué hacemos frente a todo esto? Ellos necesitan juntarse a platicar de sus experiencias y a politizar su privilegio.

Si nuestras historias están escritas dentro de otras más amplias, ¿cómo damos lugar a otras narrativas, las de las periferias, las oprimidas, que son importantes y que queremos que sean preferidas? Narrando las historias preferidas, las de las periferias y las opresiones, en clave de dignidad, haciendo alusión a la violencia y a las resistencias posibles.

3.- Las personas, grupos y comunidades son expertas en sus vidas

Hay que dar el lugar a la persona que narra su historia, identificar qué herramientas tiene, con qué habilidades enfrenta su vida y cuáles son sus sueños, deseos y compromisos vitales.

¿Cómo representa a las mujeres la narración que estamos haciendo? ¿Las representa como expertas en sus vidas?

Somos las historias que se cuentan de nosotras mismas, también somos las historias que contamos de otras mujeres.

4.- La identidad es un logro colectivo, no individual.

  • Desde los feminismos, la identidad es un logro colectivo, no individual. Al reunirnos con otras mujeres, similares y diferentes, para hablar de nuestras historias no contadas, podemos entender que “no estoy sola” y vivirnos en conjunto.
  • ¿Cómo colabora la historia que narro con el colectivo mujeres? ¿Cómo ayuda a generar vínculos entre nosotras? ¿Cómo aporta a nuestra imagen colectiva e individual?
  • Pensemos en los efectos de las narraciones y las preguntas políticas son:
  • ¿Qué efecto tiene esta narración en las mujeres y en su vida?
  •  ¿Qué efecto tiene en las políticas públicas?

Posición como practicantes narrativas

  • Desde estos principios narrativos, la postura que tenemos es descentrada de nuestros conocimientos profesionales y centrada en las personas que estamos escuchando.
  • Donna Haraway, refiere los conocimientos situados y plantea que la objetividad es un invento del Hombre y la ciencia occidental.
  • Los conocimientos situados reconocen que siempre se mira desde un sitio particular, evidenciando la subjetividad radical. Haciendo frente así a la idea de objetividad patriarcal.

Prácticas narrativas

  • Desde el Colectivo de Prácticas Narrativas reconocemos cuatro prácticas principales, cada tiene como horizonte la dignidad.
  • Al hablar de dignidad no nos referimos a una definición concreta, sino a las maneras dignas que cada persona, grupo o comunidad considera para su vida.
  • Para saber qué es dignidad, hay que preguntar a cada persona, grupo y comunidad.

Cuatro prácticas narrativas

  1. Atestiguar las historias en clave de dignidad. Poner atención en todas las historias y en las resistencias de las personas, grupos o colectivos.
  2. Preguntar en clave de dignidad. Recurrir al lenguaje y saberes locales, a lo que las personas saben.
  3. Documentar en clave de dignidad. Mostrar representaciones dignas.
  4. Vincular vidas para la dignidad. La identidad es un logro colectivo por lo que podemos estar juntas.

Documentos y referencias referidas durante la sesión

De Lauretis Teresa (1984). Alicia ya no. Feminismo, Semiótica, Cine. Ediciones Cátedra-Universitat de València-Instituto de la Mujer. Disponible en: https://monoskop.org/images/f/f1/De_Lauretis_Teresa_Alicia_ya_no_feminismo_semiotica_cine_ES.pdf

Concepciones de Representaciones Patriarcales e invitaciones a las auto-representaciones desde las mujeres.

Haraway Donna J. (1991). “Conocimientos situados: la cuestión científica en el feminismo y el privilegio de la perspectiva parcial”, en Haraway Donna J., Ciencia, ciborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza, pp. 313-346. Ediciones Cátedra-Universitat de València-Instituto de la Mujer. Disponible en https://kolectivoporoto.cl/wp-content/uploads/2015/11/Haraway-Donna-ciencia-cyborgs-y-mujeres.pdf

Críticas a la Objetividad desde los Conocimientos Situados

Rosaslanda Ignacio (25 diciembre 2020). Tertulianas: Ya no somos las mismas… ¿y cómo somos ahora? Pie de página. Disponible en https://piedepagina.mx/ya-no-somos-las-mismas-y-como-somos-ahora/

Narrar desde la Dignidad Las Nuevas Formas de Guerra periodistas, documentalistas, poetas, académicas y acompañantes de movimientos sociales, quienes se han dedicado por muchos años a narrar la violencia que se desbordó a partir de la militarización del país en 2006. Nota sobre el libro.

Segato Rita (2016). La guerra contra las mujeres. Traficantes de sueños. Disponible en https://www.traficantes.net/sites/default/files/pdfs/map45_segato_web.pdf

Anexo

Notas del Taller Andrea Ortega

Desde las prácticas narrativas buscamos que las personas, grupos, comunidades y territorios puedan narrar o re-narrar sus vidas desde la Dignidad.

Algunos de nuestros entendimientos son:

  1. Las historias crean los mundos que habitamos: los relatos tienen poder

¿Quién narra?

¿Qué se narra?

¿Cómo se narra?

  • Queremos ir del “somos las historias que se han contado cuentan de nosotras” al “somos las historias que contamos de nosotras mismas”

¿Qué historia nos interesa contar?

3.   Una sola historia nunca cuenta la complejidad de la experiencia – multihistoria

¿Quién ha narrado en la Historia?

¿Qué se ha narrado de nosotras?

¿Cómo se han narrado nuestras historias, nuestros cuerpos, nuestras vidas?

¿Quién no ha narrado?

¿Qué no se ha dicho?

¿Qué y cómo podríamos narrar para contribuir con la Dignidad?

4.   Nuestras historias están escritas dentro de otras historias

Discursos Dominantes >

historias periféricas – oprimidas >

historias preferidas

¿En qué contexto se escribe nuestra historia?

¿Cómo podemos desde este contexto narrarnos desde la Dignidad?

Contextos Dominantes:

Hetero – Patriarcado – Capitalista

Colonización – Imperialismo – Extractivismo

México:

Nuevas Formas de Guerra > La Guerra contra las Mujeres (Rita Laura Segato, 2016)

¿Cómo en ese mismo contexto hay resistencias posibles

desde los cuerpos de las mujeres?

5.   Las personas, grupos, comunidades y territorios son expertas en sus vidas

¿Cómo narrar esta historia contribuyendo con mostrar que las personas, grupos y comunidades son expertas en sus vidas?

6.   La identidad es un logro colectivo, no es un logro individual

¿Cómo contribuye esta narración con mi propia historia?

¿Cómo contribuye esta narración con el colectivo de mujeres en México?

  • Posición
    • Des-Centrada de los conocimientos profesionales (masculinizados) de la profesión Revisar: Donna Haraway Conocimientos Situados
    • Centrada en los conocimientos locales
    • Influyente – queremos generar movimiento

¿Cómo esta narración invita al movimiento?

¿Cómo esta narración promueve la agencia de las personas con las que conversamos, de las mujeres?

8.   Prácticas Narrativas

Desde el horizonte de la dignidad escrita desde las personas, grupos, comunidades y territorios con los que conversamos

Atestiguar en clave de dignidad

Preguntar en clave de dignidad

Documentar en clave de dignidad

Vincular Vidas en clave de dignidad

9.   Ejercicio Grupal

¿Cómo fue mi experiencia al escuchar esto? ¿Qué me tiene pensando – sintiendo- experimentando?

Si tomara lo que plantean las prácticas narrativas, o algunas de las ideas que escuché como inspiración, ¿Qué haría distinto? ¿A qué me siento invitada al escuchar estas ideas?

¡Muchísimas gracias por tu atención!

Equipo:

María Teresa Juárez Coordinadora de proyecto
Emilia BautistaAsistencia de proyecto
Eduardo SierraSeguridad digital y procesamiento de datos
Ignacio Rosaslanda Lucía VergaraOficial de Comunicación de PdP Producción Multimedia
Nuria MarrugatRelatoría escrita
Gabriela RancinesRelatoría gráfica
Alejandra OyosaCorrección de estilo feminista

[1] Prácticas extractivistas refiere al ejercicio en el que se explota la tierra pensando en sus “recursos”. La metáfora del extractivismo consiste en “tomar algo y usarlo para mi beneficio” y se usa en formas en las que (dis)funciona el mundo. En el ámbito periodístico lo podemos pensar como el ejercicio de obtener información, de extraer aquello que es de utilidad, sin asumir ninguna responsabilidad con el contexto acerca del cual se narrando su historia.

Esta iniciativa es financiada con recursos de la Rosa Luxemburg Stiftung, con fondos del BMZ.

El contenido es responsabilidad exclusiva de Periodistas de a Pie y no refleja necesariamente una posición de la Rosa-Luxemburg-Stiftung.

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